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Trump duplica aranceles al acero y aluminio, pero da un respiro al Reino Unido

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha cumplido su promesa de campaña al firmar una orden ejecutiva que eleva los aranceles al acero y aluminio del 25% al 50%. Esta medida, que entra en vigor este 4 de junio, afecta a las importaciones de estos metales provenientes de casi todos los países. Sin embargo, el Reino Unido ha sido excluido temporalmente de esta subida, gracias a un acuerdo bilateral firmado en mayo pasado.
La decisión de Trump busca proteger la industria estadounidense, argumentando que las importaciones a bajo precio representan una amenaza para la seguridad nacional. Según el decreto, el aumento de los aranceles contrarrestará el “dumping” de acero y aluminio por parte de países extranjeros, que socava la competitividad de las empresas locales. El presidente señaló que los gravámenes previos del 25% no han sido suficientes para garantizar la fortaleza de estas industrias, vitales para la defensa de Estados Unidos.
El Reino Unido, por ahora, queda exento debido al Acuerdo de Prosperidad Económica firmado con Estados Unidos el 8 de mayo. Este pacto reconoce las medidas del gobierno británico para combatir el exceso de capacidad en la producción mundial de acero. Sin embargo, la exención no es definitiva: el 9 de julio, Washington evaluará si Londres ha cumplido con los términos del acuerdo. De no ser así, el Reino Unido también podría enfrentar el arancel del 50%.
Los principales afectados por esta medida son Canadá, México, Brasil, Corea del Sur y Vietnam en el caso del acero, y China, el segundo mayor exportador de aluminio a Estados Unidos. Canadá, el mayor proveedor de ambos metales, enfrentará un impacto significativo en su comercio con su vecino del sur. La medida también podría encarecer productos que dependen de estos materiales, como automóviles, electrodomésticos y envases, afectando a consumidores estadounidenses.
La orden ejecutiva de Trump especifica que los aranceles del 50% se aplicarán solo al contenido de acero y aluminio en productos derivados, mientras que el resto del producto estará sujeto a aranceles generales. Además, las autoridades aduaneras emitirán directrices estrictas para garantizar que los importadores declaren correctamente el contenido de estos metales, con sanciones severas por incumplimiento.
Esta política refuerza la postura proteccionista de Trump, quien durante su primer mandato ya impuso aranceles del 25% al acero y 10% al aluminio en 2018. En ese entonces, países como Canadá, México y la Unión Europea lograron exenciones tras negociaciones. Sin embargo, esta vez, Trump ha optado por una aplicación más amplia, sin excepciones iniciales para la mayoría de los socios comerciales.
La Unión Europea ha expresado su preocupación y ya prepara contramedidas. Bruselas considera los aranceles “injustificados” y planea imponer aranceles de represalia a productos estadounidenses, como bourbon y motocicletas, con un valor estimado de 26,000 millones de euros. Esta respuesta podría intensificar las tensiones comerciales entre ambas potencias.
China, otro de los grandes afectados, ha acusado a Estados Unidos de violar acuerdos previos y ha prometido responder con medidas propias. La guerra comercial que se avecina podría tener un impacto significativo en los mercados globales, con caídas recientes en Wall Street reflejando la incertidumbre de los inversores.
En México, la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero ha advertido que los aranceles desestabilizarán la relación comercial con Estados Unidos, su principal socio. El gobierno mexicano, liderado por Claudia Sheinbaum, ha abogado por el diálogo para mitigar el impacto, pero también ha señalado que está listo para responder con medidas equivalentes si es necesario.
La decisión de Trump marca un nuevo capítulo en su agenda de “América Primero”, pero sus efectos a largo plazo aún son inciertos. Mientras los aranceles buscan fortalecer la industria local, también podrían desencadenar una escalada de represalias comerciales y aumentar los costos para los consumidores en todo el mundo.

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