Un exfuncionario del gobierno de Cuauhtémoc Blanco en Morelos, Omar Taboada Nasser, exsecretario de Desarrollo Agropecuario, comparecerá ante un juez el próximo 1 de abril por señalamientos de corrupción que han sacudido a la administración morenista. La Fiscalía Anticorrupción de Morelos lo acusa de irregularidades graves durante su gestión, y su caso promete destapar más podredumbre en el entorno del exgobernador.
Mientras tanto, Dionicio Emanuel Álvarez Anonales, exdirector del Fideicomiso Lago de Tequesquitengo, sigue prófugo. Las autoridades lo buscan por presuntos actos de corrupción, y el caso ha escalado tanto que Interpol ya está involucrado. Este excolaborador de Blanco no solo enfrenta acusaciones financieras, sino que un cateo en su domicilio reveló cráneos humanos y rastros de sangre, abriendo una investigación aún más oscura.
Taboada, por su parte, ya dio el primer paso al presentarse ante las autoridades, pero las sospechas sobre su gestión no se disipan. La fiscalía asegura que hay pruebas sólidas de desvíos y manejos turbios, típicos de un gobierno que prometió honestidad pero parece hundirse en el lodo de la corrupción.
El caso de Álvarez Anonales es aún más inquietante. Su fuga y los hallazgos macabros en su casa pintan un cuadro de impunidad y descomposición que avergüenza a Morelos. La intervención de Interpol demuestra que la justicia no descansará hasta atraparlo, mientras el legado de Cuauhtémoc Blanco se tambalea bajo el peso de estos escándalos.
La administración de Blanco, ligada a Morena, queda una vez más en el ojo del huracán. Estos casos refuerzan la percepción de que el partido en el poder no escapa a las viejas prácticas que juró erradicar, dejando a la ciudadanía con más preguntas que respuestas sobre quiénes realmente gobiernan.