El gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada, ha lanzado el programa Ciudad Iluminada: Camina Libre, Camina Segura, con una inversión de 1,700 millones de pesos para iluminar las calles de la capital. Este proyecto, que promete transformar el rostro nocturno de la ciudad, busca priorizar la seguridad de mujeres y niñas, pero ¿será suficiente para combatir la inseguridad que aqueja a la metrópoli?
Clara Brugada destacó que nunca antes se había invertido tanto en iluminación en la historia de la ciudad. La estrategia incluye la instalación de 175,000 luminarias LED, 3,000 cámaras de videovigilancia y 1,500 botones de pánico. La jefa de gobierno asegura que cada luminaria encendida es un mensaje de presencia institucional, pero la pregunta sigue siendo si estas medidas realmente garantizarán calles seguras para todos.
El programa se enfoca en cuatro ejes principales. El primero abarca grandes avenidas como Insurgentes, Calzada de Tlalpan y Eje Central, con 382 kilómetros de vialidades principales intervenidas. El segundo eje, Caminos Seguros, se basa en las reuniones del Gabinete de Seguridad para identificar zonas de alto riesgo. ¿Será esta selección de áreas suficiente para cubrir las necesidades de todas las colonias?
El tercer eje, Comunidad Segura, contempla la intervención de más de 2,000 calles secundarias en 54 colonias, como parte del programa Casa por Casa. Además, se priorizarán 32 caminos escolares en torno a secundarias y bachilleratos públicos, sumando más de 60 kilómetros iluminados. Sin embargo, la ambición de este plan contrasta con los retos históricos de implementación en la capital.
Un elemento destacado del programa son los postes de género, diseñados específicamente para promover el respeto y la equidad. Estas luminarias, pintadas de morado, cuentan con pantallas LED que proyectan 54 frases contra la violencia de género. Aunque innovador, este enfoque podría quedarse corto si no se acompaña de políticas integrales que ataquen las causas de la inseguridad.
Raúl Basulto, titular de la Secretaría de Obras y Servicios, explicó que se instalarán cinco tipos de luminarias, incluyendo superpostes de hasta 15 metros y reflectores flexibles para puntos ciegos. También se planea usar tecnología LED para reducir el consumo energético y explorar energía solar en colaboración con la CFE. La modernización suena prometedora, pero la ejecución será clave para su éxito.
El Centro Histórico no se queda atrás, con una inversión de 120 millones de pesos para iluminar 48 kilómetros de calles, especialmente en la parte oriente. Este esfuerzo busca revitalizar una de las zonas más emblemáticas de la ciudad, pero los antecedentes de proyectos similares invitan a cuestionar si los recursos se aprovecharán al máximo.
El programa también incluye mejoras urbanas como pavimentación, reparación de baches, balizamiento y accesibilidad para personas con discapacidad. Estas acciones, según Brugada, buscan transformar no solo el espacio público, sino la vida de las personas, especialmente de las mujeres. No obstante, la falta de resultados inmediatos en otros programas de seguridad genera escepticismo.
La alcaldía Álvaro Obregón fue el punto de arranque, con el evento inaugural en el Parque de La Bombilla. Javier López Casarín, alcalde de la demarcación, subrayó que el programa refleja un compromiso con la seguridad de las mujeres, integrando una perspectiva de género en el diseño urbano. Sin embargo, la retórica optimista no siempre se traduce en cambios tangibles.
En total, se planea intervenir 1,734 kilómetros de vialidades en 2025, una meta ambiciosa que el gobierno de Brugada presenta como un parteaguas. Mientras las luces comienzan a encenderse, la ciudadanía espera que este esfuerzo no sea solo un destello momentáneo, sino un cambio estructural en la seguridad de la Ciudad de México.