A menos de 24 horas de concluida la primera elección judicial en la historia de México, el país espera los resultados que definirán el nuevo rostro del Poder Judicial. Este proceso, impulsado por el gobierno de Claudia Sheinbaum y la reforma promovida por Andrés Manuel López Obrador, prometía democratizar la justicia, pero se vio opacado por una participación ciudadana que apenas alcanzó el 13 por ciento.
El Instituto Nacional Electoral (INE) reportó que solo entre el 12.57 y el 13.32 por ciento de los casi 100 millones de convocados acudieron a las urnas. Esta cifra, muy por debajo del 20 por ciento que esperaba el gobierno, contrasta con el 59.6 por ciento de participación en las elecciones presidenciales de 2024, donde Sheinbaum arrasó. La baja afluencia ha desatado críticas de la oposición, que califica el ejercicio como un fracaso.
Claudia Sheinbaum, sin embargo, defendió la jornada como un “éxito” en su conferencia matutina. Según la presidenta, los 13 millones de votantes representan más que los votos obtenidos por el PRI y el PAN en 2024. “La gente salió a votar libremente y decidió por quién votar”, afirmó, destacando el carácter “inédito, impresionante y democrático” de la elección.
Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Gobernación, también celebró el proceso, asegurando que se realizó en un ambiente de paz y tranquilidad. “Por primera vez, el pueblo eligió directamente a sus jueces, magistrados y ministros. Es un paso firme hacia una justicia más transparente y cercana”, señaló. Sin embargo, la oposición no comparte este optimismo y denuncia irregularidades.
El conteo de votos, que podría extenderse hasta 10 días, enfrenta el desafío de procesar millones de boletas. El INE estima que los resultados completos se oficializarán el 15 de junio. Hasta ahora, con el 65.8 por ciento de las actas computadas para la Suprema Corte, Hugo Aguilar Ortiz y Lenia Batres lideran las preferencias para ocupar cargos clave.
La elección no estuvo exenta de controversias. En Chiapas, se reportó el robo de boletas que fueron devueltas marcadas, mientras que en Puebla, hombres armados intimidaron a funcionarios de casilla. Estos incidentes, aunque aislados, alimentan las sospechas de la oposición sobre la transparencia del proceso.
Críticos como Alejandro Moreno, líder del PRI, han calificado la elección como un “cochinero” por la falta de escrutinio y la complejidad de las boletas. Además, sectores académicos y organismos internacionales han advertido sobre el riesgo de que candidatos sin preparación o con vínculos cuestionables lleguen al Poder Judicial.
La reforma judicial, aprobada con prisas y sin consenso político, buscaba erradicar la corrupción y el nepotismo en el sistema de justicia. Sin embargo, la baja participación y la confusión entre los votantes, que enfrentaron hasta seis boletas, plantean dudas sobre su efectividad. ¿Logrará este proceso fortalecer la justicia mexicana o será un experimento fallido?