El sector privado ha lanzado una advertencia preocupante sobre el futuro económico de México. Según la más reciente encuesta de expectativas del Banco de México, los analistas han reducido su pronóstico de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2025 a un alarmante 0.08%, una caída significativa desde el 0.20% estimado previamente.
Este recorte refleja un pesimismo creciente entre los especialistas, quienes señalan una combinación de factores internos y externos que están frenando la economía mexicana. La incertidumbre generada por las políticas comerciales de Estados Unidos, principal socio comercial de México, es uno de los principales obstáculos identificados.
Además, la debilidad en el consumo interno y la inversión privada están minando las posibilidades de una recuperación sólida. Los analistas destacan que la falta de dinamismo en sectores clave, como la construcción y el comercio, está limitando el potencial de crecimiento económico.
El Banco de México, en su informe más reciente, también ajustó a la baja sus proyecciones, estimando un crecimiento de apenas 0.1% para 2025. Esta cifra contrasta con las expectativas más optimistas del gobierno federal, que aún mantiene un rango de crecimiento de entre 1.5% y 2.3% para el mismo año.
La imposición de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a las importaciones mexicanas ha incrementado la incertidumbre. Este panorama, sumado a la depreciación del peso y la caída en la actividad industrial, ha llevado a algunos organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, a prever una contracción económica para México.
El sector privado también ha revisado a la baja sus expectativas para 2026, ajustándolas de 1.50% a 1.41%. Este escenario sugiere que la economía mexicana podría enfrentar dos años consecutivos de crecimiento prácticamente nulo, un desafío significativo para el gobierno de Claudia Sheinbaum.
A pesar de las cifras desalentadoras, el gobierno federal insiste en que la economía mexicana mantendrá una trayectoria positiva impulsada por el consumo interno y la inversión pública. Sin embargo, los analistas advierten que sin medidas contundentes para contrarrestar los riesgos externos, el panorama podría empeorar.
La inflación es otro factor que preocupa. Aunque se espera que cierre 2025 en 3.3%, según el Banco de México, las presiones inflacionarias podrían intensificarse si persisten las tensiones comerciales y la debilidad del peso, afectando aún más el poder adquisitivo de los mexicanos.
El entorno económico global no ayuda. Organismos como el Banco Mundial han recortado sus previsiones para México, citando las tensiones comerciales y la desaceleración en Estados Unidos como factores clave que limitan el crecimiento en el país.
Este sombrío panorama económico plantea serios interrogantes sobre las estrategias del gobierno para reactivar la economía. Con un crecimiento proyectado casi inexistente, México enfrenta un 2025 lleno de desafíos que requerirán acciones inmediatas y efectivas para evitar un estancamiento prolongado.