En Estados Unidos, las recientes redadas migratorias en obras de construcción en estados como Florida y Luisiana están generando una crisis en la industria de la construcción. Uno de cada cuatro trabajadores en este sector a nivel nacional es inmigrante, y en ciudades como Miami, esta cifra alcanza hasta el 75 por ciento. Estas acciones están causando temor entre los trabajadores, quienes evitan presentarse a sus labores por miedo a ser deportados.
La semana pasada, más de 100 migrantes de países como México, Colombia, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras fueron detenidos en una obra en Tallahassee, la capital de Florida. Este operativo se suma a otro realizado hace dos semanas en The Villages, también en Florida, donde más de dos docenas de trabajadores fueron arrestados. Estas redadas se han replicado en estados como Luisiana y Nueva York, intensificando la incertidumbre en el sector.
Aarón Pineda, un trabajador hondureño con Estatus de Protección Temporal (TPS) que labora en Miami, relató que muchos migrantes prefieren no acudir a las obras para evitar ser capturados. Este clima de miedo está afectando directamente la disponibilidad de mano de obra, esencial para mantener en marcha los proyectos de construcción en el país.
La Coalición Inmigrante de Florida ha denunciado que estas redadas generan un ambiente de persecución y miedo. Thomas Kennedy, consultor de la organización, señaló que incluso las grandes constructoras reconocen la escasez de trabajadores. La falta de mano de obra pone en riesgo la capacidad de completar proyectos esenciales, especialmente en un estado como Florida, donde la demanda de construcción es alta.
Por su parte, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el fiscal general del estado, James Uthmeier, han defendido estas acciones. Uthmeier destacó que Florida está liderando esfuerzos para apoyar a la administración federal en la aplicación de la ley migratoria. Según las autoridades, las redadas buscan garantizar el cumplimiento de las normativas migratorias, pero no todos comparten esta perspectiva.
Ned Murray, director asociado del Centro Metropolitano de la Universidad Internacional de Florida, subrayó que en Miami hasta tres de cada cuatro trabajadores de la construcción son inmigrantes. En todo el estado, hay 432,100 migrantes en este sector, lo que representa dos tercios del total de trabajadores. La dependencia de esta fuerza laboral es innegable.
Murray advirtió que las deportaciones masivas podrían agravar la crisis de vivienda en Florida, un problema que se intensificó desde 2018 y se aceleró durante la pandemia de covid-19. La llegada de personas de otras regiones de Estados Unidos ha incrementado la demanda de viviendas, y la falta de trabajadores podría retrasar aún más los proyectos.
La construcción es uno de los sectores más vulnerables a estas políticas migratorias. Las redadas no solo afectan a los trabajadores, sino también a las empresas que dependen de ellos y a las comunidades que necesitan nuevas viviendas. La situación ha encendido las alarmas entre expertos y activistas.
El impacto económico de estas redadas podría ser devastador, especialmente en regiones donde la mano de obra migrante es fundamental. Mientras las autoridades intensifican los operativos, el futuro de la industria de la construcción en Estados Unidos enfrenta un panorama incierto.
La tensión entre las políticas migratorias y las necesidades del mercado laboral sigue creciendo, dejando a miles de trabajadores y a toda una industria en un estado de alerta constante.

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Las redadas migratorias sacuden la industria de la construcción en Estados Unidos
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