Una nueva tragedia sacude Hidalgo tras la explosión de una toma clandestina en un ducto de Pemex en la comunidad de Ulapa, municipio de Tetepango, dejando un saldo de dos muertos y al menos cuatro heridos graves. El incidente ocurrió en la madrugada de este lunes, cuando el robo de combustible desató un incendio que consumió varios vehículos.
El fuego, de gran magnitud, generó una densa columna de humo visible desde varios kilómetros. Las víctimas fatales, aún no identificadas, perecieron calcinadas en el lugar, mientras que los heridos, con quemaduras severas, fueron trasladados de urgencia a hospitales cercanos para recibir atención médica especializada.
Elementos del Ejército, la Guardia Nacional y la Policía Estatal acudieron al sitio para acordonar la zona y garantizar la seguridad de los habitantes. Personal de Pemex trabajó en el cierre de válvulas para controlar el flujo de combustible y sofocar las llamas, una tarea que requirió varias horas de esfuerzo coordinado.
Este incidente revive el doloroso recuerdo de la tragedia de Tlahuelilpan en 2019, donde 137 personas perdieron la vida en circunstancias similares. A pesar de los esfuerzos del gobierno por combatir el huachicoleo, el robo de combustible sigue siendo una práctica recurrente que pone en riesgo a comunidades enteras.
Autoridades locales han señalado que el ducto afectado forma parte de una red frecuentemente atacada por grupos dedicados al robo de hidrocarburos. La falta de medidas efectivas para prevenir estas actividades delictivas ha generado críticas entre los habitantes, quienes exigen mayor vigilancia y estrategias más contundentes.
Los heridos, algunos en estado crítico, están siendo atendidos en hospitales de la región, mientras que las familias de las víctimas fatales esperan respuestas sobre lo ocurrido. La comunidad de Ulapa, consternada, se encuentra bajo resguardo mientras las investigaciones avanzan para determinar las causas exactas de la explosión.
El gobierno de Hidalgo, encabezado por Julio Menchaca, enfrenta ahora el desafío de responder a esta emergencia y garantizar que tragedias como esta no se repitan. Sin embargo, la persistencia del huachicoleo evidencia las dificultades para erradicar este problema que combina crimen organizado y vulnerabilidad social.
La Secretaría de Seguridad Pública estatal ha prometido reforzar la vigilancia en los ductos de Pemex, pero la ciudadanía cuestiona si estas medidas serán suficientes para evitar más pérdidas humanas. Por ahora, Tetepango llora a sus muertos y se pregunta hasta cuándo seguirán ocurriendo estas tragedias.