Por primera vez en la historia de México, los ciudadanos acudieron a las urnas para elegir a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte, un proceso que el gobierno de Claudia Sheinbaum celebró como un triunfo de la democracia. La secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, afirmó que la jornada electoral cumplió con las expectativas, destacando la participación ciudadana como un paso hacia una justicia más transparente y cercana al pueblo. Sin embargo, la realidad parece contar otra historia.
El Instituto Nacional Electoral (INE) reportó una participación de entre el 12.57% y el 13.32% de los 100 millones de ciudadanos habilitados para votar. Esto significa que cerca de 87 millones de mexicanos optaron por no participar en este proceso histórico. A pesar de las declaraciones optimistas del gobierno, la baja afluencia ha generado críticas sobre la legitimidad y el verdadero impacto de esta reforma impulsada por Morena.
La jornada electoral se llevó a cabo sin incidentes significativos, con más de 83,800 mesas receptoras abiertas desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Los votantes recibieron seis boletas para elegir a los integrantes del Poder Judicial a nivel federal, además de boletas estatales en 19 estados. Sin embargo, la complejidad del proceso generó confusión entre los ciudadanos, quienes enfrentaron dificultades para entender las boletas y los candidatos.
Rosa Icela Rodríguez insistió en que los ciudadanos se interesaron y estudiaron a fondo antes de emitir su voto. Según la funcionaria, este ejercicio reflejó un compromiso cívico que fortalecerá el sistema judicial. No obstante, expertos y ciudadanos han señalado que la falta de información clara y la rapidez con la que se implementó la reforma pudieron desalentar la participación masiva.
Una de las críticas más fuertes proviene de voces que consideran esta elección un riesgo para la independencia judicial. Expertos advierten que la selección de jueces por voto popular podría abrir la puerta a influencias políticas y hasta del crimen organizado. La preocupación crece ante la falta de resultados preliminares, ya que el INE anunció que el conteo total de votos podría tardar al menos 10 días.
Ciudadanos como Virginia Ramírez, quien votó en la Ciudad de México, expresaron su escepticismo. Ramírez calificó el proceso como una “gran simulación”, argumentando que la ausencia de un conteo inmediato de votos por parte de los funcionarios de casilla resta transparencia. A diferencia de elecciones tradicionales, donde los ciudadanos cuentan los votos y alimentan los resultados preliminares, este proceso careció de esa dinámica.
El gobierno de Sheinbaum ha defendido la reforma como un mandato del pueblo, destacando que más de 18,000 personas se inscribieron para participar como candidatos. Sin embargo, la oposición y diversos analistas han cuestionado la preparación de los votantes y la capacidad del sistema para garantizar una elección informada. La viralización de “acordeones” con recomendaciones de voto ligados a Morena añadió más controversia al proceso.
La Suprema Corte y el INE enfrentaron críticas por su manejo del proceso. Mientras el Tribunal Electoral del Poder Judicial dio luz verde a la elección, algunos magistrados advirtieron que decisiones apresuradas podrían generar incertidumbre jurídica. La presión del gobierno para reducir el costo de la elección, estimado en más de 13,000 millones de pesos, también ha sido un punto de fricción.
A pesar de las celebraciones oficiales, el bajo porcentaje de participación plantea preguntas sobre la legitimidad de los resultados. ¿Realmente refleja la voluntad del pueblo, como asegura el gobierno? La falta de claridad en el proceso y las dudas sobre la independencia judicial mantienen el debate abierto.
La elección judicial de 2025 quedará marcada como un experimento sin precedentes en México, pero su éxito o fracaso dependerá de cómo se traduzcan estos resultados en una justicia más efectiva y confiable. Por ahora, la división entre el optimismo oficialista y las críticas de la sociedad refleja un país en busca de respuestas.

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¡ÉXITO HISTÓRICO O FIASCO DISFRAZADO? LA ELECCIÓN JUDICIAL DE MÉXICO BAJO LA LUPA
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