La ciudad de Reynosa, Tamaulipas, se encuentra bajo el agua tras intensas lluvias que han desatado una crisis sin precedentes. Las calles se han convertido en ríos, dejando a miles de familias atrapadas y a la deriva mientras el gobierno federal apenas reacciona.
Reportes locales indican que las precipitaciones superaron las 8 pulgadas, un diluvio que colapsó el sistema de drenaje y anegó hogares en cuestión de horas. La desesperación se apoderó de los habitantes, muchos de los cuales tuvieron que ser rescatados por elementos del Ejército y la Guardia Nacional.
Claudia Sheinbaum, desde su cómodo escritorio, anunció que las fuerzas federales están “atendiendo” la emergencia, pero las imágenes muestran otra realidad: camiones recorriendo zonas inundadas para salvar a familias enteras, mientras el transporte público quedó suspendido y las vialidades son intransitables.
La tragedia no perdona: se reportan dos fallecidos y pérdidas materiales incalculables. Colonias enteras quedaron sumergidas, y los albergues improvisados apenas dan abasto para los damnificados.
El Plan DN-III fue activado también en Miguel Alemán, pero la lentitud en la respuesta del gobierno de Morena ha dejado a los ciudadanos a su suerte. Las críticas no se hacen esperar: ¿dónde está la prevención prometida?
Mientras tanto, la Guardia Estatal sigue luchando contra la naturaleza desatada, rescatando a quienes lo han perdido todo. Reynosa clama por ayuda, pero la burocracia federal parece más ocupada en declaraciones que en soluciones reales.