El próximo 1 de junio, México vivirá un momento sin precedentes: 99.7 millones de ciudadanos podrán elegir a 881 jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Esta votación, la primera en su tipo, busca renovar desde la Suprema Corte hasta los juzgados de distrito, marcando un hito en la historia del país.
La reforma que dio origen a esta elección fue impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y respaldada por la actual presidenta, Claudia Sheinbaum. Sin embargo, no está exenta de controversia: críticos señalan que podría ser un intento de Morena para consolidar poder, mientras el gobierno asegura que democratizará la justicia.
En total, 3,422 candidatos compiten por estos cargos. Para la Suprema Corte, los votantes elegirán cinco mujeres y cuatro hombres de una lista de 84 aspirantes. También se seleccionarán magistrados para el Tribunal de Disciplina Judicial y el Tribunal Electoral, además de cientos de jueces federales.
El Instituto Nacional Electoral organizará este proceso, pero ha alertado sobre la falta de recursos y tiempo para llevarlo a cabo. Más de 84,123 casillas estarán disponibles, incluyendo 245 especiales para personas en tránsito, y se necesitarán 1.55 millones de funcionarios para operarlas.
Los votantes recibirán seis boletas de colores distintos, cada una para un tipo de cargo: morada para la Suprema Corte, turquesa para el Tribunal de Disciplina Judicial, y así sucesivamente. Este sistema, según la oposición, podría generar confusión y favorecer a candidatos cercanos al oficialismo.
Las campañas, que iniciaron el 30 de marzo y terminaron el 28 de mayo, han estado marcadas por polémicas. Denuncias señalan que algunos candidatos tendrían nexos con el crimen organizado, mientras que otros son acusados de ser afines al gobierno, lo que ha generado dudas sobre la imparcialidad del proceso.
Organismos internacionales, como la ONU, y asociaciones civiles han advertido sobre una posible intervención del Ejecutivo en estas elecciones. También se ha cuestionado el presupuesto limitado y el diseño de las boletas, que podría complicar la votación.
En 19 estados, además, se elegirán jueces locales, lo que añade más boletas y complejidad al proceso. Los ciudadanos pueden consultar los perfiles de los candidatos en la plataforma del INE para emitir un voto informado.
Este proceso ha dividido opiniones: mientras algunos lo ven como un paso hacia una justicia más democrática, otros temen que politice al Poder Judicial. Lo cierto es que el 1 de junio marcará un antes y un después en México.
La elección no solo definirá quiénes impartirán justicia, sino que también pondrá a prueba la capacidad del país para llevar a cabo un ejercicio democrático de esta magnitud. Los ojos estarán puestos en las urnas.