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La economía de Estados Unidos se tambalea con una caída del 0.2% en el primer trimestre del 2025

La economía estadounidense, considerada la más poderosa del mundo, sufrió un revés inesperado al registrar una contracción del 0.2% en el producto interno bruto (PIB) durante los primeros tres meses del 2025, según datos oficiales del Departamento de Comercio. Este descenso, aunque leve, marca un cambio significativo tras años de crecimiento sostenido.
El principal factor detrás de esta caída es la guerra comercial impulsada por el presidente Donald Trump. Sus políticas arancelarias, especialmente los gravámenes del 25% a importaciones de México y Canadá, y del 20% a productos chinos, han generado incertidumbre en los mercados globales. Estas medidas han alterado las cadenas de suministro y el comercio bilateral, afectando a empresas y consumidores.
El déficit comercial de Estados Unidos alcanzó niveles récord, con un aumento del 75% en marzo, llegando a 162,000 millones de dólares. Las empresas, anticipando mayores costos por los aranceles, aceleraron sus importaciones, lo que disparó el desbalance entre importaciones y exportaciones, afectando negativamente el cálculo del PIB.
El consumo, que representa cerca del 70% de la economía estadounidense, mostró una desaceleración notable. El gasto de los consumidores creció solo un 1.8% en el primer trimestre, comparado con el 4% del trimestre anterior. Esta reducción refleja una creciente desconfianza entre los ciudadanos ante la incertidumbre económica.
La inversión empresarial, por otro lado, mostró un repunte, con un aumento del 9.8% en el primer trimestre. Las compañías, previendo alzas en los precios debido a los aranceles, incrementaron sus gastos para acumular inventarios, aunque esto no fue suficiente para compensar el impacto negativo en otros sectores.
El gasto público también contribuyó al declive económico, con una caída del 5.1% en los desembolsos federales. Esta reducción se atribuye a las políticas de austeridad impulsadas por el gobierno de Trump, que han generado críticas por su impacto en la economía.
La inflación, un indicador clave, mostró un repunte. El Índice de Precios al Consumo (IPC) alcanzó el 2.9% en diciembre, alejándose del objetivo del 2% de la Reserva Federal. Este aumento complica las decisiones sobre las tasas de interés, que podrían mantenerse altas para controlar los precios.
La guerra comercial también ha tenido repercusiones internacionales. Países como Canadá, México y China han respondido con aranceles de represalia, afectando productos agrícolas y manufactureros estadounidenses. Esto ha generado preocupaciones sobre una posible recesión global si las tensiones persisten.
Analistas advierten que, de mantenerse estas políticas, la economía estadounidense podría enfrentar una contracción más severa. Goldman Sachs redujo su previsión de crecimiento para 2025 al 1.5%, mientras que otros expertos ven un riesgo creciente de recesión en los próximos meses.
A pesar de los desafíos, algunos sectores muestran resiliencia. La diversificación de la economía estadounidense y su capacidad de adaptación podrían mitigar los efectos a largo plazo, aunque el panorama actual sigue siendo incierto para empresas, inversionistas y consumidores.

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