La diputada de Morena, María Teresa Ealy, está en el ojo del huracán tras anunciar que presentará una denuncia formal contra tres de sus compañeros de bancada por violencia política. Este escándalo sacude los cimientos del partido en el poder y pone en evidencia las fracturas internas que muchos sospechaban, pero pocos se atrevían a señalar.
Todo comenzó con su voto en contra de desechar la solicitud de desafuero de Cuauhtémoc Blanco, acusado de abuso sexual. Ealy no se quedó callada y acusó a sus correligionarios de orquestar una campaña sucia en su contra, utilizando incluso los medios oficiales de la Cámara de Diputados para atacarla. Según ella, esto es una represalia directa por no alinearse a los intereses del grupo.
La legisladora señaló al titular de Comunicación Social, Rodolfo González, y al subdirector de la Agencia de Noticias, Norberto Carrasco, como los responsables de permitir que recursos públicos se usen para desprestigiarla. Pero no se detuvo ahí: también apuntó al diputado Enrique Vázquez, quien la habría atacado personalmente, exigiendo que se disculpe por sus palabras.
Ealy asegura que no se dejará intimidar y que estas acciones son un intento desesperado por silenciarla. “No me voy a dejar”, afirmó con contundencia, dejando claro que llevará el caso hasta las últimas consecuencias. Su denuncia promete destapar más tensiones dentro de Morena, un partido que, aunque dominante, parece incapaz de controlar sus propias pugnas.
Este enfrentamiento no solo expone la hipocresía de algunos morenistas que predican unidad mientras apuñalan por la espalda, sino que también cuestiona si el partido realmente defiende a las mujeres, como tanto presume. La batalla de Ealy apenas comienza, y el desenlace podría ser un golpe duro para la imagen de la 4T.