Ucrania enfrentó una noche de terror entre el sábado y el domingo, marcada por el ataque aéreo ruso más devastador en semanas. Cientos de drones y decenas de misiles impactaron diversas regiones del país, dejando un saldo inicial de al menos 12 muertos y 79 heridos, según el Ministerio del Interior ucraniano. Este bombardeo masivo, que obligó a los servicios de emergencia a trabajar sin descanso, tuvo lugar en medio de un delicado proceso de intercambio de prisioneros entre Kiev y Moscú.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, denunció la brutalidad de los ataques y llamó a la comunidad internacional a ejercer mayor presión sobre Rusia. En un mensaje en Telegram, señaló que solo con una respuesta contundente se podrá detener la agresión rusa. Zelenski destacó la necesidad de que Estados Unidos, los países europeos y todos los actores globales que buscan la paz muestren determinación frente a Moscú.
El ataque afectó múltiples zonas de Ucrania, incluyendo la capital, Kiev, donde se reportaron al menos tres muertos y 29 heridos, entre ellos seis niños. En la región de Zhitómir, tres menores perdieron la vida, mientras que en Jmelnitski se confirmaron cuatro fallecidos. Más de 80 edificios residenciales resultaron dañados, y los bomberos aún trabajan para controlar incendios causados por los bombardeos, según informó el ministro del Interior, Igor Klimenko.
A pesar de la intensidad de los ataques, las fuerzas aéreas ucranianas lograron neutralizar 266 drones y 45 misiles. Sin embargo, los sistemas de ataque rusos lograron impactar objetivos civiles, exacerbando el sufrimiento de la población. La comisaria europea de Preparación y Gestión de Crisis, Hadja Lahbib, calificó el bombardeo como uno de los más duros desde el inicio de la guerra, destacando la muerte de civiles, incluidos niños.
En paralelo, Ucrania y Rusia completaron la tercera y última fase de un canje de prisioneros acordado en Estambul. Este domingo, 303 prisioneros de cada bando regresaron a sus países, sumando un total de 1.000 liberados por lado. Zelenski celebró el retorno de soldados, miembros de la Guardia Nacional y personal de servicios fronterizos, subrayando que el proceso fue un éxito pese al contexto de violencia.
El acuerdo de intercambio, negociado hace una semana en Turquía, marcó un hito en las tensas relaciones entre ambos países. Las liberaciones comenzaron el viernes con 390 prisioneros por bando, continuaron el sábado con 307, y culminaron con los 303 del domingo. Este canje, el mayor en tres años, se llevó a cabo bajo la presión del presidente estadounidense, Donald Trump, quien busca facilitar un alto al fuego.
A pesar de este avance diplomático, los bombardeos rusos no cesan. El ministro de Exteriores ucraniano, Andrí Sibiga, describió el ataque como el más masivo en semanas, señalando que Rusia parece decidida a intensificar el sufrimiento de los civiles. En su mensaje, reiteró la urgencia de sanciones internacionales más severas para frenar la agresión del Kremlin.
Zelenski insistió en que las sanciones y la presión económica son clave para explotar las debilidades de Rusia y obligarla a negociar la paz. Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso confirmó la finalización del intercambio de prisioneros, pero no dio señales de un cese en las hostilidades, lo que sugiere que el conflicto está lejos de terminar.
La comunidad internacional ha reaccionado con indignación. La ONU y la Unión Europea condenaron los ataques, recordando que los bombardeos indiscriminados contra civiles violan el derecho internacional humanitario. La situación en Ucrania sigue siendo crítica, con un equilibrio frágil entre esfuerzos diplomáticos y la escalada militar.
Este episodio pone en evidencia el desafío que enfrenta Ucrania: buscar la paz mientras resiste una ofensiva que no da tregua. La comunidad global observa con atención, mientras el país lucha por proteger a su pueblo y recuperar a sus ciudadanos cautivos en medio de la guerra.

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Ucrania bajo fuego: Rusia desata su peor ataque en semanas mientras se completa un histórico canje de prisioneros
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