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Los recortes al campo mexicano están causando estragos: el cierre de la frontera de Estados Unidos al ganado mexicano por el gusano barrenador es solo la punta del iceberg. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) han sufrido recortes presupuestales devastadores que han dejado al sector ganadero en una situación crítica.

Desde 2019, el presupuesto de la Sader ha disminuido un alarmante 38 por ciento en términos reales. Esto significa menos recursos para programas esenciales que protegen al campo mexicano. La falta de fondos ha debilitado la capacidad de las autoridades para prevenir y controlar plagas como el gusano barrenador, que ahora amenaza la economía de los ganaderos.
Senasica, la institución encargada de garantizar la sanidad agroalimentaria, no se quedó atrás en los recortes. Su presupuesto se ha reducido un 50 por ciento desde 2019, dejando al país vulnerable ante problemas sanitarios que afectan la exportación de productos agrícolas y ganaderos. Esta situación no es nueva, pero sus consecuencias están golpeando fuerte.
El cierre de la frontera por parte de Estados Unidos, tras detectar el gusano barrenador en Chiapas, ha paralizado la exportación de ganado mexicano. Este problema, según expertos, es el resultado directo de la falta de monitoreo y prevención por parte de las autoridades, quienes no cuentan con los recursos necesarios para actuar con rapidez.
Los ganaderos de Chihuahua están entre los más afectados. Según la Unión Ganadera Regional de Chihuahua, las pérdidas diarias ascienden a 11 millones de dólares. Esto se debe a que el ganado no puede comercializarse como antes, dejando a los productores en una situación económica insostenible.
Además, los costos no terminan ahí. Los ganaderos del estado gastan alrededor de 21 millones de pesos al día solo para alimentar al ganado que no puede ser exportado. Esta crisis económica no solo afecta a los productores, sino también a las comunidades que dependen de esta actividad.
El presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, Miguel Nájera Villegas, señaló que los recortes presupuestales tienen efectos a largo plazo. No es algo que se note de inmediato, pero con el tiempo, la falta de inversión en prevención y monitoreo deja al sector agropecuario expuesto a problemas como el actual.
La situación del campo mexicano es un reflejo de decisiones políticas que han priorizado otras áreas mientras se descuida un sector clave para la economía. Los ganaderos exigen soluciones inmediatas, pero la falta de recursos sigue siendo un obstáculo difícil de superar.
Esta crisis también pone en riesgo la reputación de México como proveedor confiable de productos ganaderos. Si no se toman medidas urgentes, el impacto económico podría extenderse más allá de Chihuahua y afectar a todo el país.
El panorama es claro: sin un cambio en las políticas presupuestales, el campo mexicano seguirá enfrentando desafíos que comprometen su futuro. La pregunta ahora es cuánto más tendrán que soportar los ganaderos antes de que se tomen acciones concretas.

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