César Duarte, el polémico exgobernador de Chihuahua, parece estar de vuelta en el escenario político. Según fuentes cercanas, Duarte estaría buscando reactivar su carrera al acercarse al partido Morena, una movida que ha generado revuelo en el estado. Su pasado, marcado por acusaciones de corrupción y un proceso legal que lo mantuvo prófugo, vuelve a encender el debate sobre su influencia y las intenciones detrás de este aparente regreso.
Durante su mandato como gobernador de Chihuahua, entre 2010 y 2016, Duarte enfrentó múltiples señalamientos por desvío de recursos y enriquecimiento ilícito. Las acusaciones lo llevaron a ser considerado un prófugo de la justicia, e incluso su perfil en Wikipedia fue modificado para reflejar este estatus en 2017. Ahora, tras años de mantener un bajo perfil, su nombre reaparece en el ámbito político, levantando sospechas sobre sus verdaderas intenciones.
Fuentes locales indican que Duarte ha sostenido reuniones con figuras clave de Morena en Chihuahua, buscando apoyo para integrarse al partido. Este movimiento ha sorprendido a muchos, dado que Morena ha construido su discurso sobre la lucha contra la corrupción, un tema en el que Duarte tiene un historial cuestionable. La posible incorporación de una figura tan controvertida podría generar tensiones internas en el partido.
El exgobernador, conocido por su habilidad para tejer redes políticas, estaría aprovechando el contexto actual para reposicionarse. Algunos analistas sugieren que su interés en Morena podría estar ligado a la influencia del partido a nivel nacional y en el estado. Sin embargo, su pasado como priista y las acusaciones en su contra dificultan su aceptación entre las bases morenistas, que exigen coherencia con los principios del partido.
En Chihuahua, la reacción no se ha hecho esperar. Voces críticas han señalado que la llegada de Duarte a Morena sería una contradicción con los valores que el partido dice defender. Algunos militantes han expresado su rechazo, recordando los escándalos que marcaron su administración. Por otro lado, ciertos sectores ven en Duarte una figura con experiencia que podría aportar estructura al partido en la región.
El historial de Duarte incluye no solo acusaciones de corrupción, sino también un estilo de gobierno que polarizó opiniones. Durante su gestión, se le atribuyeron obras públicas importantes, pero también señalamientos de opacidad en el manejo de recursos. Estos antecedentes hacen que su posible ingreso a Morena sea visto como un riesgo político para el partido.
Mientras tanto, Morena en Chihuahua enfrenta sus propios retos. La reciente expulsión de figuras como Adriana Terrazas y las tensiones internas muestran un partido en búsqueda de consolidación. La incorporación de alguien como Duarte, con un pasado tan cargado, podría complicar aún más el panorama para los morenistas en el estado.
La pregunta que queda en el aire es si Morena permitirá que una figura como Duarte se sume a sus filas. Su experiencia política podría ser un activo, pero el costo en términos de credibilidad podría ser demasiado alto. Por ahora, el exgobernador parece decidido a recuperar su relevancia, y su próximo paso podría definir el rumbo político de Chihuahua en los próximos años.