Irán y Estados Unidos se sientan nuevamente a la mesa en Roma para discutir el futuro del programa nuclear iraní. Este viernes, en la quinta ronda de conversaciones mediadas por Omán, ambas naciones buscan acercar posiciones en un tema que mantiene en vilo a la comunidad internacional.
La reunión, que se lleva a cabo en la residencia del embajador omaní, está marcada por profundas diferencias. Washington insiste en que Irán debe detener por completo su enriquecimiento de uranio, mientras que Teherán defiende su derecho a mantenerlo con fines pacíficos.
El ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchí, fue claro antes de partir a Roma: si no se respeta el derecho de Irán a enriquecer uranio, no habrá acuerdo. Por su parte, el enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, ha reiterado que el enriquecimiento es una línea roja para su país.
Estas negociaciones, iniciadas el 12 de abril, representan el esfuerzo más significativo entre ambos países desde que Estados Unidos abandonó el acuerdo nuclear de 2015 durante la primera presidencia de Donald Trump. Desde entonces, las tensiones han escalado, con sanciones económicas que han golpeado duramente la economía iraní.
Irán sostiene que su programa nuclear es exclusivamente para fines civiles, comparando su situación con países como Japón o Brasil, que también enriquecen uranio sin fines militares. Sin embargo, Estados Unidos y otras potencias occidentales temen que estas actividades puedan acercar a Irán a la capacidad de desarrollar armas nucleares.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, expresó su escepticismo sobre el éxito de estas conversaciones, calificando la postura estadounidense como un disparate. A pesar de esto, la Casa Blanca asegura que el diálogo avanza por buen camino, según declaraciones de la portavoz Karoline Leavitt.
La mediación de Omán ha sido clave para mantener estas conversaciones vivas. El ministro de Exteriores omaní, Badr al-Busaidi, actúa como intermediario, facilitando un diálogo indirecto entre dos naciones sin relaciones diplomáticas desde 1980.
El trasfondo de estas negociaciones incluye amenazas de acciones militares por parte de Estados Unidos e Israel, que han advertido sobre posibles ataques a instalaciones nucleares iraníes si no se alcanza un acuerdo. Esto añade una presión adicional a las discusiones en Roma.
A pesar de las rondas previas, descritas como constructivas por ambas partes, el tema del enriquecimiento sigue siendo el principal obstáculo. Irán ha aumentado sus reservas de uranio enriquecido a niveles cercanos al necesario para un arma nuclear, según el Organismo Internacional de Energía Atómica.
El mundo observa con atención estas conversaciones, cuyo resultado podría definir el futuro de la estabilidad en Oriente Medio. Las posturas enfrentadas y las amenazas cruzadas mantienen la incertidumbre sobre un posible acuerdo.

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Irán y Estados Unidos inician una nueva ronda de negociaciones nucleares en Roma
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