Mascar chicle es un hábito común para muchos, especialmente para quienes buscan aliviar el estrés o refrescar el aliento durante la jornada laboral. Un estudio de 2019 reveló que el 62 por ciento de los adolescentes y adultos en Estados Unidos masticaron chicle en los últimos seis meses, con un promedio de un chicle al día. Pero, ¿qué tan bueno o malo es este hábito para tu cuerpo? Los expertos tienen respuestas claras.
Uno de los principales beneficios de mascar chicle es su impacto positivo en la salud bucal. Al masticar, se estimula la producción de saliva, lo que ayuda a neutralizar la acidez en la boca y protege los dientes contra la erosión. Además, el movimiento del chicle puede eliminar restos de comida y placa de los dientes y encías, actuando de forma similar al cepillado, según Peter Arsenault, dentista y profesor de la Universidad Tufts.
Los chicles sin azúcar, especialmente aquellos con xilitol, ofrecen beneficios adicionales. Un metaanálisis de 2022 encontró que masticar chicle con xilitol de tres a cinco veces al día después de comer puede reducir el riesgo de caries en un 17 por ciento. Esto se debe a que el xilitol reduce las bacterias que causan caries, fortaleciendo la salud dental de manera significativa.
Otro punto a favor es que mascar chicle puede aliviar la acidez estomacal. La gastroenteróloga Aditi Stanton explica que la saliva adicional generada al masticar ayuda a neutralizar el ácido en el esófago. Un estudio de 2005 con 31 personas propensas al reflujo mostró que masticar chicle sin azúcar durante 30 minutos después de comer alimentos que provocan acidez reduce los niveles de ácido en el esófago.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Mascar chicle durante mucho tiempo puede causar problemas en la mandíbula, especialmente en personas propensas a trastornos de la articulación temporomandibular (ATM). Según Arsenault, este hábito puede fatigar los músculos de la mandíbula, provocando chasquidos, dolores de cabeza o fatiga facial, sobre todo en quienes rechinan o aprietan los dientes.
El impacto digestivo también es un aspecto a considerar. Aunque para algunas personas el chicle alivia el reflujo, en otras puede empeorarlo al relajar el esfínter esofágico inferior, permitiendo que el ácido suba al esófago. Además, masticar enérgicamente puede hacer que se trague aire, causando hinchazón, gases o eructos, según Stanton.
Otro riesgo menos conocido es la exposición a microplásticos. Muchos chicles contienen polietileno y acetato de polivinilo, que les dan elasticidad. Un estudio reciente sugiere que estos plásticos se liberan en la boca al masticar, aunque aún no está claro cómo afecta esto a la salud, según Katrina Korfmacher, investigadora de salud ambiental de la Universidad de Rochester.
Para minimizar riesgos, los expertos recomiendan moderación. Arsenault sugiere masticar chicle solo durante 15 a 20 minutos después de comer para aprovechar los beneficios bucales sin sobrecargar la mandíbula. Si tienes problemas de ATM, lo mejor es evitarlo por completo.
En cuanto a los microplásticos, Korfmacher aconseja no desechar el chicle en la calle para cuidar el medioambiente y mantener el mismo chicle el mayor tiempo posible, ya que la mayoría de los plásticos se liberan en los primeros minutos de masticación.
En resumen, mascar chicle tiene beneficios claros, como mejorar la salud bucal y reducir la acidez estomacal, pero también riesgos si se excede. La clave está en la moderación y en elegir opciones sin azúcar, idealmente con xilitol, para maximizar los beneficios y minimizar los inconvenientes.

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¿Mascar chicle todo el día es malo para tu salud? Esto es lo que necesitas saber
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