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Fallece Sebastião Salgado, el fotógrafo que desnudó la belleza y el dolor del mundo

El mundo de la fotografía está de luto. Este viernes, el legendario fotógrafo brasileño Sebastião Salgado falleció a los 81 años en París, dejando un legado imborrable que capturó la esencia de la humanidad y la naturaleza. Su obra, reconocida con el prestigioso Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998, transformó la manera en que vemos el planeta y sus contradicciones.
Nacido en Aimorés, Brasil, en 1944, Salgado no siempre fue fotógrafo. Economista de formación, su vida dio un giro cuando, junto a su esposa Lélia, decidió dedicarse a retratar las realidades más crudas y bellas del mundo. Su lente inmortalizó desde las luchas de los trabajadores en minas y campos hasta la majestuosidad de la Amazonia, siempre con un enfoque humanista que resaltaba la dignidad en medio del sufrimiento.
Proyectos como Workers, Migrations y Genesis marcaron su carrera. En Workers, Salgado documentó las duras condiciones laborales en distintos rincones del planeta, mostrando la fortaleza de quienes sostienen la economía global. Migrations exploró el desplazamiento humano, capturando el drama de las guerras y la pobreza. Genesis, su obra maestra, fue un homenaje a la naturaleza virgen, un canto visual a un planeta en peligro.
Su estilo en blanco y negro, cargado de contrastes, se convirtió en su sello distintivo. Cada imagen de Salgado era más que una fotografía; era una narrativa que obligaba al espectador a reflexionar sobre las desigualdades sociales, el impacto ambiental y la resiliencia humana. Sus fotos no solo documentaban, sino que contaban historias profundas y universales.
Salgado también fue un defensor incansable del medio ambiente. Junto a Lélia, fundó el Instituto Terra en Brasil, un proyecto que logró reforestar miles de hectáreas en su país natal. Este compromiso con la naturaleza no solo reflejaba su amor por el planeta, sino su creencia en que el arte puede impulsar el cambio.
Su trabajo no estuvo exento de críticas. Algunos señalaron que sus imágenes, al estetizar el sufrimiento, podían romantizar la pobreza. Sin embargo, Salgado siempre defendió que su objetivo era visibilizar realidades olvidadas, no embellecerlas, sino dignificar a quienes las vivían.
Miembro de la Academia de Bellas Artes de Francia, su obra fue exhibida en los museos más prestigiosos del mundo. Sus fotografías no solo adornaron galerías, sino que inspiraron a generaciones de artistas y activistas a mirar el mundo con empatía y compromiso.
El fallecimiento de Salgado, confirmado por medios como O Globo y la Academia de Bellas Artes, deja un vacío en el mundo del arte. Su lente, que capturó tanto la barbarie como la esperanza, seguirá siendo un testimonio eterno de la complejidad humana. Su legado invita a no cerrar los ojos ante las injusticias ni la belleza que aún queda por proteger.

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