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Tragedia en Juchitepec: Ximena Guzmán, funcionaria asesinada, es sepultada bajo fuerte operativo de seguridad

Este jueves 22 de mayo, los restos de Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, fueron trasladados al panteón Colinas del Mayorazgo en Juchitepec, Estado de México, para su sepultura. La funcionaria, asesinada el pasado martes en un ataque directo en la Calzada de Tlalpan, fue despedida en una ceremonia privada marcada por un estricto dispositivo de seguridad.
El cortejo fúnebre partió desde la funeraria Gayosso en la colonia San Rafael, Ciudad de México, rumbo a Juchitepec. Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y del agrupamiento Zorros escoltaron la carroza, mientras agentes de tránsito cerraron vialidades para facilitar el traslado. La discreción y el hermetismo rodearon el evento, reflejando la gravedad del crimen que conmocionó a la capital.
Ximena Guzmán, de 42 años, fue ejecutada junto a José Muñoz, asesor de Brugada, en un atentado que ha levantado alarmas sobre la inseguridad en la Ciudad de México. El ataque ocurrió en una de las principales arterias de la capital, la Calzada de Tlalpan, cuando Guzmán esperaba a Muñoz en su vehículo. Un sicario disparó contra ambos a quemarropa, dejando un saldo de ocho balazos en la funcionaria y cuatro en su compañero.
Las autoridades capitalinas han confirmado que el crimen fue meticulosamente planeado. El agresor, apoyado por al menos tres cómplices, huyó en una motocicleta que abandonó a pocas calles del lugar. Posteriormente, cambió a un vehículo azul en Iztacalco y, finalmente, a una camioneta gris con la que escapó hacia el Estado de México. La Fiscalía de la Ciudad de México no ha establecido un móvil claro, pero la precisión del ataque apunta a la participación de profesionales del crimen.
El panteón Colinas del Mayorazgo, donde Guzmán fue sepultada, fue cerrado al público durante la ceremonia. Solo se permitió el ingreso de familiares y personas cercanas, bajo la vigilancia de elementos de seguridad de la Ciudad de México y del Estado de México. La llegada de la carroza coincidió con una lluvia repentina, acompañada de truenos, que añadió un tono sombrío a la despedida.
El asesinato de Guzmán y Muñoz ha generado indignación y cuestionamientos sobre la efectividad de las estrategias de seguridad del gobierno de Morena en la capital. A pesar de las promesas de justicia, las autoridades no han reportado detenciones, y la investigación sigue sin arrojar responsables claros. La ciudadanía, consternada, exige respuestas ante un crimen que desafía la percepción de seguridad en la ciudad.
Ximena Guzmán, socióloga de formación, era conocida por su cercanía con Clara Brugada, con quien colaboró desde los tiempos de la exalcaldesa en Iztapalapa. Su trayectoria incluía roles clave en la administración pública, como subdirectora de giras y reuniones en la Secretaría de Gobierno. Su muerte, junto con la de Muñoz, ha sido descrita como un golpe directo al círculo de confianza de la jefa de Gobierno.
La falta de avances concretos en la investigación alimenta la percepción de impunidad. Los vehículos utilizados por los agresores, todos con reporte de robo, y la ausencia de huellas dactilares o pistas claras dificultan el trabajo de las autoridades. Mientras tanto, la capital permanece en luto, y la memoria de Guzmán es honrada con flores y veladoras en el lugar donde perdió la vida.
El crimen no solo ha sacudido a la clase política, sino que ha reavivado el debate sobre la violencia en México. La ejecución de dos funcionarios de alto perfil en una zona céntrica de la capital evidencia la audacia del crimen organizado y la vulnerabilidad de las instituciones. La sociedad espera que este caso no se sume a la larga lista de investigaciones sin resolver.

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