La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos por segunda vez ha generado una ola de preocupación en América Latina. Especialistas advierten que su administración podría ejercer una presión sin precedentes sobre la región, con políticas que afectan desde el comercio hasta la migración. La incertidumbre crece ante las posibles medidas que el republicano podría implementar en los próximos meses.
Expertos en relaciones internacionales señalan que Trump planea una política exterior activa hacia América Latina, lejos del aislamiento que algunos esperaban. La designación de Marco Rubio como secretario de Estado, conocido por su postura dura contra gobiernos de izquierda, sugiere un enfoque agresivo hacia países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Esta estrategia podría complicar las relaciones diplomáticas en la región.
En el ámbito migratorio, los analistas anticipan un aumento significativo en las deportaciones. Se estima que hasta 150,000 personas podrían ser expulsadas hacia México y Centroamérica en los próximos años. Además, programas como el Estatus de Protección Temporal (TPS) podrían no ser renovados, afectando a miles de migrantes que huyen de crisis políticas y humanitarias.
El comercio también está en la mira de Trump. Sus propuestas incluyen imponer aranceles elevados a productos provenientes de México y otros países latinoamericanos. Estas medidas podrían golpear duramente a las economías regionales, especialmente a aquellas que dependen de las exportaciones a Estados Unidos. México, en particular, enfrenta el riesgo de tensiones comerciales que podrían desestabilizar su economía.
La presencia de China en América Latina es otro punto de fricción. Especialistas advierten que Trump buscará contrarrestar la influencia china en la región, donde Pekín ha ganado terreno con inversiones masivas. Sin embargo, expertos destacan que China ofrece recursos que superan la capacidad de inversión estadounidense, lo que plantea un desafío estratégico para Washington.
En el caso de México, las políticas de Trump podrían tener un impacto directo en sectores clave como la industria automotriz. Las amenazas de aranceles a productos fabricados por empresas chinas en México han generado alertas entre empresarios y autoridades. Jalisco, un estado con fuerte presencia en la manufactura, podría enfrentar pérdidas millonarias si estas medidas se concretan.
En Centroamérica, la presión migratoria será un tema central. Países como Guatemala, Honduras y El Salvador podrían enfrentar recortes en la ayuda estadounidense en materia de seguridad, mientras se intensifica el control migratorio. Esta situación podría agravar las condiciones sociales y económicas en la región, según los analistas.
Por otro lado, la relación con países como Brasil y Colombia también estará bajo escrutinio. En Brasil, los intereses de Trump en la explotación de recursos naturales podrían chocar con las políticas ambientales del presidente Lula da Silva. En Colombia, la administración estadounidense buscará contener la migración venezolana, pero sin priorizar la cooperación económica.
El impacto de estas políticas no se limita a lo económico o migratorio. Expertos advierten que la postura de Trump podría alentar a gobiernos autoritarios en la región, como los de Nayib Bukele en El Salvador o Javier Milei en Argentina. Esta dinámica podría polarizar aún más el panorama político latinoamericano.
A medida que la administración Trump toma forma, América Latina se prepara para un periodo de tensiones y desafíos. Las decisiones del republicano en los próximos meses serán clave para definir el rumbo de las relaciones con la región, mientras los países afectados buscan estrategias para mitigar los impactos de sus políticas.

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Trump desata incertidumbre en América Latina con su nueva administración
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