La Cámara de Representantes de Estados Unidos dio luz verde al controvertido plan fiscal impulsado por el presidente Donald Trump, un proyecto que ha desatado críticas por incluir un impuesto del 3.5 por ciento a las remesas enviadas al extranjero. La votación, que culminó con un ajustado 215 a 214, se logró tras intensas negociaciones entre republicanos, marcando un hito en la agenda legislativa de Trump.
El proyecto, conocido como “One, Big, Beautiful Bill”, no solo establece el impuesto a las remesas, sino que también extiende los recortes fiscales aprobados durante el primer mandato de Trump en 2017. Además, introduce nuevas exenciones tributarias, como la eliminación de impuestos sobre propinas, horas extras y pagos de intereses de préstamos para autos fabricados en Estados Unidos. Estas medidas buscan estimular la economía, pero han generado preocupación por su impacto en el déficit.
El impuesto a las remesas, inicialmente propuesto en un 5 por ciento, se redujo al 3.5 por ciento tras negociaciones de última hora. Este gravamen afectará principalmente a migrantes que envían dinero a sus países de origen, como México, Guatemala, El Salvador y Honduras. Según estimaciones, México podría ver una reducción de hasta 1,500 millones de dólares en las remesas recibidas, que en 2024 alcanzaron los 62,500 millones de dólares.
La aprobación del plan no estuvo exenta de tensiones. Cuatro legisladores republicanos, preocupados por el aumento del déficit, se abstuvieron en la votación del Comité de Presupuesto, permitiendo que el proyecto avanzara al pleno. Algunos conservadores criticaron que los recortes fiscales se concentren al inicio, mientras que las medidas para compensar el déficit, como recortes a Medicaid, se implementarán hasta 2029.
El gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha calificado el impuesto como una “injusticia” y una medida “discriminatoria”. Argumenta que este gravamen afecta desproporcionadamente a los migrantes, quienes ya pagan impuestos en Estados Unidos, lo que podría constituir una doble tributación. México ha señalado que la medida violaría un tratado bilateral de 1994.
Senadores mexicanos, junto con el embajador Esteban Moctezuma, se reunieron con el Caucus Hispano del Congreso estadounidense para expresar su rechazo al impuesto. La representante Nydia Velázquez anunció que presentará una enmienda para intentar bloquear esta disposición, destacando las graves repercusiones que tendría para las comunidades migrantes.
El plan fiscal también incluye un aumento significativo en el gasto para seguridad fronteriza, destinado a reforzar medidas contra la migración. Sin embargo, expertos advierten que gravar las remesas podría, paradójicamente, incentivar una mayor migración, ya que las familias necesitarían más ingresos para compensar el impacto del impuesto.
El proyecto ahora pasa al Senado, donde se espera un debate intenso. Los republicanos buscan aprobarlo antes del receso del Día de los Caídos, con la meta de que Trump lo firme antes del 4 de julio. Sin embargo, las divisiones internas en el partido y la oposición demócrata podrían complicar su aprobación final.
Las remesas son un pilar económico para países como México, donde representan el 3.4 por ciento del PIB a nivel nacional, y hasta el 14.3 por ciento en estados como Chiapas. La reducción en estos flujos podría impactar el consumo, la educación y las inversiones en comunidades vulnerables, según analistas.
El debate sobre este plan fiscal continúa, con organizaciones de defensa de migrantes y economistas advirtiendo sobre sus consecuencias. Mientras tanto, la Casa Blanca insiste en que estas medidas fortalecerán la economía estadounidense, aunque el costo a largo plazo podría recaer en los sectores más vulnerables.

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Cámara de Representantes de EE.UU. aprueba plan fiscal de Trump con impuesto a remesas
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