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Alarmante aumento de delitos en motocicleta sacude a Nuevo León

En Nuevo León, la delincuencia ha encontrado un nuevo aliado: las motocicletas. Según revelaciones recientes, el 80% de los crímenes en el estado se cometen utilizando estos vehículos, una cifra que pone en jaque a las autoridades locales. Este dato, proporcionado por la Fiscalía General de Justicia, evidencia un problema creciente que parece desbordar las estrategias de seguridad actuales.
El fiscal en turno, Pedro Arce Jardón, señaló que las motocicletas se han convertido en el medio predilecto para perpetrar robos, asaltos y hasta homicidios. La agilidad y facilidad para maniobrar en el tráfico hacen de estos vehículos una herramienta ideal para los delincuentes, quienes aprovechan para cometer crímenes y escapar rápidamente.
Monterrey, Guadalupe y Apodaca, los municipios más poblados del estado, concentran la mayor parte de estos delitos. En estas zonas, los robos a transeúntes y comercios han registrado un aumento alarmante, con las motocicletas como protagonistas. Las autoridades han identificado que los delincuentes suelen operar en pareja, lo que les permite actuar con mayor rapidez y eficacia.
El incremento en el uso de motocicletas no es solo un reflejo de su popularidad como medio de transporte. En los últimos años, el número de motos registradas en Nuevo León se disparó un 220% desde 2015, según datos del Instituto de Control Vehicular. La pandemia y el auge de aplicaciones de reparto contribuyeron a esta explosión, pero también abrieron la puerta a un uso criminal de estos vehículos.
Ante esta situación, las autoridades han anunciado planes para regularizar el uso de motocicletas. Entre las medidas propuestas está el registro obligatorio de estos vehículos y la implementación de operativos para verificar su procedencia. Sin embargo, estas acciones han generado críticas, pues muchos consideran que podrían convertirse en un mecanismo de extorsión hacia los motociclistas honestos.
La ciudadanía, por su parte, vive con temor. Los asaltos en la vía pública, especialmente a transeúntes y negocios, se han vuelto una constante. Testimonios de víctimas describen cómo los delincuentes, a bordo de motocicletas, actúan con audacia, aprovechando la falta de vigilancia en ciertas zonas del Área Metropolitana de Monterrey.
La inseguridad ha puesto en el centro del debate la efectividad de las estrategias de seguridad del gobierno estatal. Mientras Fuerza Civil y otras corporaciones aseguran estar trabajando en operativos, los resultados parecen insuficientes frente a la magnitud del problema. La percepción de inseguridad, aunque ha disminuido según el Inegi, sigue siendo una preocupación latente para los regiomontanos.
La proliferación de motos en las calles, combinada con la falta de controles estrictos, ha creado un escenario perfecto para los delincuentes. La pregunta que queda en el aire es si las autoridades lograrán frenar esta ola de delitos o si los ciudadanos seguirán siendo víctimas de una inseguridad que parece no tener fin.
El desafío para Nuevo León es claro: encontrar un equilibrio entre regular el uso de motocicletas y garantizar la seguridad sin afectar a los miles de ciudadanos que utilizan estos vehículos para trabajar. Mientras tanto, la delincuencia sigue rodando por las calles, dejando a su paso miedo y desconfianza.

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