Tras casi un año de haber recuperado su libertad, Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, está en proceso de sanar física y emocionalmente, según reveló su esposa, Stella Assange. El australiano, quien pasó más de una década entre el encierro y el asilo político, ha enfrentado un camino complejo para adaptarse a la vida fuera de prisión.
Stella Assange compartió que su esposo ha estado enfocado en recuperar su salud, deteriorada tras años en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en Londres. Los largos periodos de confinamiento dejaron secuelas físicas y mentales, pero Assange ha mostrado avances significativos en su recuperación.
El activista, conocido por exponer secretos gubernamentales a través de WikiLeaks, ha aprovechado su libertad para reconectar con su familia. Stella destacó que Assange dedica tiempo a sus dos hijos, Gabriel y Max, quienes nacieron durante su reclusión. La pareja se casó en 2022, en una ceremonia dentro de la prisión.
En junio de 2024, Assange logró un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, declarándose culpable de un cargo de espionaje. Esto le permitió evitar una posible condena de hasta 170 años y regresar a Australia. La resolución de su caso marcó el fin de una batalla legal que duró 14 años.
Desde su retorno a Canberra, Assange ha mantenido un perfil bajo, evitando declaraciones públicas. Su esposa señaló que él planea disfrutar de libertades cotidianas, como nadar en el océano y comer alimentos frescos, mientras redefine su papel en la defensa de los derechos humanos.
El caso de Assange sigue generando debate global. Para algunos, es un símbolo de la libertad de expresión; para otros, una amenaza a la seguridad nacional. Su liberación, lograda tras una campaña mundial liderada por Stella, ha sido celebrada por defensores de la prensa libre.
A pesar de su libertad, Assange aún enfrenta desafíos. Su salud mental requiere atención continua, y el impacto de los años de encierro sigue presente. Stella aseguró que él permanece comprometido con su lucha contra la injusticia, aunque ahora desde un nuevo contexto.
La historia de Assange refleja una lucha entre la transparencia y el poder estatal. Su regreso a Australia no solo cierra un capítulo personal, sino que reaviva la discusión sobre el periodismo y los límites de la libertad de información en el mundo.