En un operativo que sacude a Zacatecas y Jalisco, autoridades federales capturaron a Alfredo Aguirre Sánchez, alias “El Conejo”, señalado como jefe de plaza del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y generador de violencia en varios municipios zacatecanos.
La detención ocurrió en Magdalena, Jalisco, donde “El Conejo” fue sorprendido junto a Isidro Guadalupe Martínez Serratos, conocido como “Chilo”, subdirector de la Policía Municipal de Hostotipaquillo. Este hecho pone en evidencia la infiltración del crimen organizado en las instituciones locales.
El operativo, coordinado por el Ejército Mexicano, la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República, resultó en el decomiso de armas largas, una pistola, cargadores, cartuchos, dos kilogramos de cocaína y 900 dosis de metanfetamina.
Según Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, “El Conejo” es un objetivo prioritario por su papel en la ola de violencia que azota Zacatecas, con operaciones en municipios como Tlaltenango, Teúl de González Ortega y Florencia de Benito Juárez.
Las autoridades revelaron que Alfredo Aguirre se había trasladado a Ixtlán del Río, Nayarit, desde abril para evadir operativos, pero fue rastreado hasta Magdalena, donde planeaba asistir a un festejo en la colonia La Cañita.
La captura de un mando policial junto a un líder criminal levanta alarmas sobre la complicidad de funcionarios públicos con el narcotráfico, un problema que parece agravarse en regiones clave del país.
Inteligencia y tecnología fueron clave para dar con el paradero de “El Conejo”, quien enfrenta cargos por extorsión, cohecho y asociación delictuosa, según una orden de aprehensión vigente en Zacatecas.
La relación de Aguirre con Audías Flores Silva, alias “El Jardinero”, otro líder del CJNG en Zacatecas y Nayarit, refuerza la idea de que esta detención golpea una red criminal de alto calibre.
Ambos detenidos fueron puestos a disposición del Ministerio Público, mientras las investigaciones buscan desmantelar las redes de protección que han permitido al CJNG operar con impunidad en el occidente de México.
Este arresto, aunque significativo, es un recordatorio de que la violencia y la inseguridad siguen siendo un desafío mayúsculo, con el crimen organizado infiltrado en las estructuras del poder local.