La Casa Blanca está en el ojo del huracán tras revelarse que funcionarios de alto rango están furiosos con el equipo de Seguridad Nacional. El motivo: su respuesta tibia ante la filtración de planes militares confidenciales sobre ataques en Yemen, destapada por la revista The Atlantic.
Todo comenzó cuando el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, incluyó por error a un periodista en un chat privado. En ese grupo, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, compartió detalles operativos de un ataque contra los hutíes, horas antes de que ocurriera el 15 de marzo. La Casa Blanca confirmó la autenticidad de los mensajes, pero asegura que se investiga cómo pasó.
La filtración ha desatado una ola de críticas en Washington. Legisladores demócratas, como el senador Chris Coons, acusan a los involucrados de violar la Ley de Espionaje por negligencia. Otros, como Seth Moulton, advierten que esto pudo haber puesto en riesgo vidas estadounidenses.
Donald Trump salió a defender a su equipo, diciendo que el ataque fue un éxito y que no se comprometieron datos clave. Sin embargo, la polémica crece y la presión sobre la administración no cede.
Mientras tanto, en Yemen, los hutíes, respaldados por Irán, siguen siendo un dolor de cabeza para Estados Unidos. Este incidente expone fallos graves en la seguridad interna de la Casa Blanca en un momento de alta tensión internacional.

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Funcionarios de la Casa Blanca indignados por la reacción de Seguridad Nacional ante la difusión de planes secretos
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