En un nuevo episodio de violencia que sacude a Chihuahua, una pareja fue brutalmente atacada a balazos la noche del domingo mientras circulaba por la avenida Teófilo Borunda. Los hechos ocurrieron en una zona concurrida de la ciudad, dejando en evidencia la creciente inseguridad que azota las calles.
Las víctimas, a bordo de un Corvette blanco modelo reciente, lograron llegar por sus propios medios al hospital ISSSTE, ubicado en la avenida de las Américas. Allí, desesperados, pidieron auxilio al personal médico. La escena, marcada por el pánico, alertó de inmediato a las autoridades.
La mujer, identificada como María Fernanda, de 28 años, recibió dos disparos en el hombro. Su acompañante, Daniel Alejandro, resultó aún más afectado, con al menos cuatro impactos de bala en el cuerpo. Ambos se encuentran bajo atención médica, pero su estado sigue siendo delicado.
El vehículo en el que viajaban quedó como mudo testigo de la agresión: el parabrisas y la carrocería presentaban múltiples impactos de bala. Las imágenes del Corvette perforado han circulado ampliamente, generando indignación entre los ciudadanos.
Tras el ataque, un fuerte operativo policiaco se desplegó en la zona. Elementos de diferentes corporaciones acudieron al hospital y a los alrededores de la avenida Teófilo Borunda, pero hasta el momento no se reportan detenidos. La falta de avances en la investigación aumenta la frustración de la población.
Las autoridades aún no han esclarecido el motivo de esta violenta agresión. Las primeras hipótesis apuntan a un posible ajuste de cuentas o un ataque directo, pero nada está confirmado. La incertidumbre solo alimenta el temor entre los habitantes de Chihuahua.
Este incidente se suma a una ola de violencia que parece no dar tregua en el estado. Los ciudadanos exigen respuestas y acciones concretas para frenar la inseguridad, mientras las autoridades locales y estatales guardan silencio.
La pregunta que resuena en las calles es clara: ¿hasta cuándo seguirá escalando la violencia sin que se tomen medidas efectivas? Los habitantes de Chihuahua merecen vivir sin miedo, pero los hechos demuestran que ese objetivo está lejos de alcanzarse.
Este caso, como muchos otros, pone en el centro del debate la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad. Mientras tanto, María Fernanda y Daniel Alejandro luchan por su vida, víctimas de un sistema que parece haber perdido el control.
La sociedad chihuahuense observa con impotencia cómo la violencia se normaliza. Este ataque no es un caso aislado, sino un reflejo de un problema mucho más profundo que exige atención urgente.