Los polacos acuden este domingo a las urnas para elegir a su nuevo presidente, en un momento crítico marcado por la guerra en la vecina Ucrania. Estas elecciones, las primeras en una década sin el conservador Andrzej Duda, podrían definir el rumbo de Polonia en Europa y su papel en la seguridad regional.
La contienda enfrenta a dos figuras principales: Rafał Trzaskowski, el alcalde de Varsovia y candidato progresista de la Coalición Cívica, y Karol Nawrocki, historiador conservador respaldado por el partido Ley y Justicia. Trzaskowski lidera las encuestas con un 31.5% de apoyo, mientras Nawrocki le sigue con un 23.6%.
El conflicto en Ucrania ha elevado las preocupaciones de seguridad en Polonia, un país miembro de la OTAN que comparte frontera con Ucrania y Rusia. La posibilidad de injerencia rusa en las elecciones ha generado temores, alimentados por recientes actos de sabotaje atribuidos a Moscú.
El presidente saliente, Andrzej Duda, ha dejado un legado de tensiones con el gobierno del primer ministro Donald Tusk. Durante su mandato, Duda vetó repetidamente leyes propuestas por Tusk, obstaculizando reformas en justicia, medios públicos y derechos civiles.
Una victoria de Trzaskowski podría alinear la presidencia con el gobierno, facilitando la agenda reformista de Tusk. Por otro lado, un triunfo de Nawrocki perpetuaría el enfrentamiento institucional, fortaleciendo la influencia del conservador Ley y Justicia.
Las elecciones también reflejan la división política en Polonia. Mientras Trzaskowski aboga por un enfoque proeuropeo y progresista, Nawrocki representa los valores nacionalistas y conservadores que han dominado el país en la última década.
El contexto internacional agrega presión a los comicios. La incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos con la seguridad europea, especialmente bajo la presidencia de Donald Trump, ha llevado a Polonia a reforzar sus defensas, adquiriendo armamento avanzado como los lanzacohetes HIMARS.
Si ningún candidato obtiene más del 50% de los votos, una segunda vuelta está programada para el 1 de junio. Los resultados determinarán no solo el futuro político de Polonia, sino también su posición en un escenario global cada vez más inestable.
La jornada electoral se desarrolla bajo estrictas medidas de seguridad, con los ojos del mundo puestos en un país que busca equilibrar su identidad nacional con su rol estratégico en Europa.

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Polonia enfrenta elecciones presidenciales clave en un clima de tensión por la guerra en Ucrania
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