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La Xhingona y los juegos de poder en la justicia de Chihuahua

En Chihuahua, la política y la justicia se entrelazan en una trama digna de una novela. Cristy Jurado, conocida como “La Xhingona de Camargo” por la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez, está en el centro de la escena. Esta abogada panista, que brilló en la campaña de 2024, ahora busca un codiciado puesto como jueza civil en el estado. Su apodo no es casualidad: Jurado demostró ser una estratega audaz, incluso haciéndose pasar por Gálvez en Nueva York para protegerla de una emboscada política.
Jurado no llega sola a esta contienda. Su experiencia electoral y su cercanía con Gálvez, apodada la “Señora X” por sus enfrentamientos con el expresidente López Obrador, la posicionan como una candidata fuerte. Con un título de abogada por la UACH y estudios de maestría en Administración, Jurado ha desempolvado sus credenciales académicas para competir en una elección judicial que promete ser histórica. En dos semanas, los votantes decidirán si “La Xhingona” se convierte en jueza.
Pero no todo es color de rosa en este proceso. El Instituto Estatal Electoral (IEE) enfrenta serias críticas por el desastre organizativo en los debates de candidatos a magistraturas. Aspirantes llegaron sin apoyo técnico, enfrentándose a micrófonos apagados, mala iluminación y cortes abruptos. Algunos candidatos, según testigos, hicieron el ridículo, salvo contadas excepciones. El IEE, desbordado por fallas técnicas como problemas de audio y video, ha puesto en duda su capacidad para llevar a cabo una elección transparente.
Mientras tanto, otra figura destaca en este escenario judicial: Yasmín Esquivel Mosa, candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esquivel, quien visitará Chihuahua para hablar sobre justicia social y derechos humanos, no oculta sus ambiciones. Su evento, aunque presentado como académico, es una clara movida de campaña. Enfrenta una feroz competencia con Lenia Batres, la candidata respaldada por López Obrador, en una lucha que pone en juego el control de la Corte.
El proceso judicial en Chihuahua no está exento de polémica. La elección de jueces y magistrados por voto popular, una novedad impulsada por la reforma judicial, genera preocupación. Organizaciones advierten que el crimen organizado podría infiltrarse en el Poder Judicial, aprovechando la vulnerabilidad de un sistema electoral aún inmaduro. La violencia en el país, que ha marcado los comicios como los más sangrientos en décadas, añade un manto de incertidumbre.
En este contexto, figuras como Enrique Cuervo, juez en funciones y candidato a magistrado, no ayudan a calmar las aguas. Su reciente participación en un torneo de voleibol del Poder Judicial terminó en escándalo. Testigos reportan que Cuervo insultó a árbitros y a un funcionario del Tribunal, empañando un evento que buscaba fomentar la convivencia. Su actitud ha generado rechazo entre trabajadores del Tribunal Superior de Justicia, quienes ahora cuestionan su candidatura.
Por si fuera poco, la reforma judicial sigue siendo un tema candente. Criticada por muchos como una maniobra de la 4T para consolidar poder, la elección de jueces por voto popular enfrenta resistencias. En Chihuahua, la lista de candidatos incluye nombres como Félix Aurelio Guerra y Rosa Bailón, pero la falta de claridad en los procesos de selección alimenta las sospechas de favoritismos y arreglos políticos.
Cristy Jurado, con su carisma y experiencia, parece ir “en caballo de hacienda” hacia el juzgado civil. Sin embargo, su éxito dependerá no solo de su trayectoria, sino de un sistema electoral que aún debe demostrar su solidez. Mientras tanto, el espectáculo de la justicia en Chihuahua continúa, con candidatos que buscan destacar en un escenario donde la política, el poder y las ambiciones personales se mezclan sin disimulo.
La presencia de Esquivel y el tropiezo de Cuervo son solo piezas de un rompecabezas más grande. En un estado donde la seguridad sigue siendo un reto y la confianza en las instituciones tambalea, estas elecciones judiciales podrían marcar un antes y un después. O, tal vez, solo sean otro capítulo en la interminable saga de la política mexicana.
Lo cierto es que, en Chihuahua, la justicia no solo se imparte: también se disputa, se negocia y se exhibe. Y en este juego, “La Xhingona” y sus rivales están decididos a no pasar desapercibidos.

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