El calor del verano está a punto de agravar una crisis que golpea duro a los ganaderos de Chihuahua. El gusano barrenador, una plaga devastadora, amenaza con propagarse rápidamente, según advirtió Álvaro Bustillo Fuentes, presidente de la Unión Ganadera Regional de Chihuahua. Esta situación ha encendido las alarmas en el sector, que ya enfrenta pérdidas millonarias por el cierre de la frontera con Estados Unidos.
Chihuahua, líder en exportación de ganado al mercado estadounidense, es el estado más afectado por esta contingencia sanitaria. El segundo cierre de la frontera en menos de seis meses ha dejado a los productores sin su principal mercado. Bustillo señaló que la plaga, detectada en estados del sur como Veracruz y Oaxaca, pone en riesgo el patrimonio de miles de familias que dependen de la ganadería.
La propuesta de los ganaderos es clara: regionalizar el país para proteger a los estados exportadores. Chihuahua, junto con Durango, Coahuila y Sonora, busca blindarse sanitariamente. Bustillo insistió en que las autoridades deben trabajar en conjunto para implementar medidas efectivas, ya que el avance del gusano barrenador es un problema que no respeta fronteras estatales.
El impacto económico es brutal. Antes del cierre, cruzaban diariamente 5,700 cabezas de ganado por la frontera, generando millones de dólares en ingresos. Ahora, con la suspensión, se estima que 25,000 cabezas han dejado de exportarse, lo que representa pérdidas cercanas a los 10 millones de dólares. Los ganaderos ven el mercado nacional como su única opción, pero los precios son significativamente menores.
El líder ganadero criticó la falta de acción contundente por parte de las autoridades federales. Mientras Chihuahua refuerza sus controles sanitarios, con inspecciones rigurosas en los puntos de entrada, Bustillo señaló que los estados del sur no han invertido lo suficiente en sanidad. Esto ha permitido que la plaga se extienda, afectando a regiones que no cumplen con los protocolos establecidos.
La coordinación con Estados Unidos también es clave. Bustillo destacó la importancia de respetar los acuerdos bilaterales para mantener el flujo comercial, incluso ante la presencia del gusano barrenador. Sin embargo, la comunicación entre las autoridades mexicanas y sus contrapartes estadounidenses ha sido insuficiente, complicando aún más la reapertura de la frontera.
El Consejo Nacional Agropecuario se ha sumado a la lucha, trabajando junto a los ganaderos para presionar por soluciones. Entre las estrategias propuestas está la producción de moscas estériles, una técnica que en el pasado ayudó a controlar la plaga. Sin embargo, la capacidad actual es solo una fracción de lo necesario, lo que limita los esfuerzos para contener el problema.
Chihuahua no baja la guardia. Las inspecciones en los puestos de cuarentena, como el de Escalón, se han intensificado para garantizar que el ganado en tránsito esté libre de la plaga. Los ganaderos también buscan aliados en la industria estadounidense, con la esperanza de encontrar una solución conjunta que permita reanudar las exportaciones.
La crisis del gusano barrenador no es solo un problema económico, sino un desafío sanitario que requiere acción inmediata. Los ganaderos de Chihuahua exigen medidas más estrictas en la frontera sur para frenar el ingreso de ganado irregular, que consideran la principal fuente del problema. Mientras tanto, el reloj sigue corriendo, y el verano promete complicar aún más la situación.
El futuro de la ganadería mexicana está en juego. La falta de una estrategia nacional coherente y la lentitud en la respuesta federal podrían prolongar esta crisis, afectando no solo a los productores, sino a toda la cadena de valor que depende de este sector clave para la economía del país.

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La amenaza del gusano barrenador pone en jaque a la ganadería mexicana
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