La mayoría de Morena en el Senado ha dado un portazo a la justicia al rechazar con 61 votos en contra la creación urgente de una comisión especial para investigar los horrores del caso Teuchitlán. La oposición, con solo 31 votos, quedó en el aire pidiendo ayuda internacional mientras el oficialismo evade responsabilidades.
El rancho Izaguirre, en Jalisco, se ha convertido en el símbolo de una pesadilla: un supuesto campo de exterminio del crimen organizado que el gobierno parece no querer tocar. La propuesta del PAN buscaba que expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos destaparan la verdad, pero Morena y sus aliados del PT y PVEM prefirieron patear el tema a la Comisión de Gobernación.
Senadores como Ricardo Anaya no se quedaron callados y acusaron al gobierno federal de saber lo que pasaba en ese rancho, donde se torturaba y mataba a quienes se negaban a ser sicarios. “¿Qué ocultan?”, lanzó el panista, mientras señalaba la complicidad del régimen con el narco.
Marko Cortés fue más allá y cuestionó cuántas autoridades, desde municipales hasta federales, están metidas en este lodazal. La oposición insiste: esto no es un caso aislado, es un reflejo de la podredumbre que Morena no quiere enfrentar.
Sin debate ni discusión, el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, cerró filas con el oficialismo. Para ellos, la Fiscalía General de la República basta, pero las madres buscadoras y miles de familias siguen sin respuestas ante un país que huele a impunidad.