El pueblo uruguayo se volcó a las calles de Montevideo para rendir un último homenaje a José “Pepe” Mujica, el expresidente que marcó la historia de Uruguay con su liderazgo y humildad. Este miércoles, el cortejo fúnebre partió desde la Torre Ejecutiva, sede de la Presidencia, hacia el Palacio Legislativo, donde sus restos serán velados.
A las 10 de la mañana, el ataúd de Mujica, cubierto con la bandera uruguaya, comenzó su recorrido por la emblemática avenida 18 de Julio. Miles de personas, entre aplausos y lágrimas, acompañaron el féretro, que fue trasladado en una cureña de artillería. El presidente Yamandú Orsi y la viuda de Mujica, Lucía Topolansky, encabezaron la ceremonia inicial, colocando los pabellones patrios sobre el féretro.
El recorrido incluyó paradas simbólicas que reflejan la trayectoria de Mujica. La primera fue frente a la sede del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, donde militó en los años 60 y 70, enfrentando la dictadura militar que lo llevó a más de una década de prisión. La caravana también pasó por la sede del Movimiento de Participación Popular, agrupación que fundó tras el retorno a la democracia.
Cientos de militantes del Frente Amplio, coalición política que llevó a Mujica a la presidencia en 2010, marcharon delante del féretro. Vestidos de negro, muchos llevaban camisetas con la frase “No me voy, estoy llegando”, palabras que Mujica pronunció al dejar la presidencia en 2015, reflejando su compromiso eterno con su pueblo.
El cortejo culminará en el Palacio Legislativo, donde a partir de las 15:00 horas se abrirán las puertas del Salón de los Pasos Perdidos para el velatorio público. Las autoridades esperan una gran afluencia de visitantes, por lo que el velatorio podría extenderse hasta 36 horas. Líderes internacionales, como el presidente brasileño Lula da Silva, han anunciado su asistencia para despedir al exmandatario.
Mujica, fallecido a los 89 años el martes en Montevideo, enfrentó un cáncer de esófago diagnosticado en 2024, que se extendió al hígado en 2025. Su lucha contra la enfermedad no apagó su espíritu, y hasta sus últimos días se mantuvo como un referente de la izquierda latinoamericana, admirado por su sencillez y coherencia.
Conocido como “el presidente más pobre del mundo” por donar gran parte de su salario y vivir austeramente, Mujica dejó un legado de políticas progresistas. Durante su gobierno, Uruguay aprobó la despenalización del aborto, la legalización del matrimonio igualitario y la regulación del cannabis, hitos que resonaron en la región.
El gobierno uruguayo decretó duelo nacional hasta el viernes 16 de mayo. La bandera del país ondeará a media asta en edificios públicos, embajadas y bases militares, como símbolo del luto por un líder que trascendió fronteras con su mensaje de fraternidad y justicia social.
El adiós a Mujica no solo movilizó a Uruguay, sino que generó reacciones en toda América Latina. Líderes como Gabriel Boric de Chile y Gustavo Petro de Colombia destacaron su grandeza humana y su capacidad para inspirar con palabras y acciones. Su partida deja un vacío, pero su legado perdurará en la memoria colectiva.
Montevideo, con sus calles llenas de gratitud y dolor, se despide de un hombre que vivió por su pueblo y que, como él mismo dijo, no se va, sino que apenas está llegando.

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Miles despiden a José Mujica en un emotivo cortejo fúnebre en Montevideo
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