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Parrilleros de Nuevo León desafían el calor extremo para mantener viva la tradición

En las calles de Monterrey, el calor abrasador no detiene a los parrilleros. Con temperaturas que superan los 40 grados, estos trabajadores enfrentan el sol ardiente para seguir ofreciendo carne asada y pollo asado, platillos que son parte del alma de Nuevo León.
Los negocios de parrilladas, emblemáticos en la región, operan sin descanso. A pesar de las condiciones extremas, los propietarios y empleados muestran una resistencia admirable. Su compromiso con los clientes no flaquea, incluso cuando el termómetro no da tregua.
Durante un recorrido por la ciudad, se observó cómo estos comerciantes lidian con el calor. Algunos usan sombrillas improvisadas o ventiladores para soportar las altas temperaturas, mientras el carbón arde y el humo se mezcla con el ambiente sofocante.
El pronóstico no promete alivio. Según las autoridades, las temperaturas podrían mantenerse por encima de los 40 grados en los próximos días, con una sensación térmica aún más elevada. Esto representa un reto adicional para quienes trabajan al aire libre.
A pesar de las adversidades, la demanda de carne asada no disminuye. Los regiomontanos siguen buscando estos platillos, y los parrilleros responden con dedicación. Para muchos, este trabajo es más que un negocio: es una forma de vida y una tradición que se niega a apagarse.
Las autoridades han emitido recomendaciones para evitar problemas de salud. Se sugiere mantenerse hidratado, usar protector solar y evitar la exposición prolongada al sol. Sin embargo, para los parrilleros, estas medidas son difíciles de seguir cuando el trabajo no puede parar.
Este panorama refleja la resiliencia de los trabajadores de Nuevo León. Enfrentar el calor extremo no es solo una cuestión de resistencia física, sino también de voluntad para mantener viva una actividad que define la identidad de la región.
La próxima vez que disfrutes de una carne asada, recuerda el esfuerzo detrás de cada platillo. Los parrilleros de Monterrey demuestran que, incluso bajo el sol más implacable, la pasión por su oficio sigue encendida.

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