La gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, ha salido al paso de las acusaciones que la señalan por presuntas irregularidades financieras. En un mensaje en sus redes sociales, la mandataria de Morena aseguró que no posee cuentas bancarias en el extranjero, desmintiendo rumores sobre supuestas cancelaciones de cuentas en Estados Unidos. Sin embargo, su declaración dejó un vacío notable: no mencionó nada sobre las finanzas de su esposo, Carlos Torres, quien también está en el centro de la controversia.
La polémica comenzó cuando se reportó que tanto Marina del Pilar como su esposo perdieron sus visas de no migrante para ingresar a Estados Unidos. Según la gobernadora, esta medida fue primero aplicada a Torres y, posteriormente, ella recibió una notificación similar. En su comunicado, la morenista insistió en que no tiene nada que ocultar y que trabaja con transparencia, pero su silencio sobre las actividades financieras de su esposo ha levantado sospechas.
En una conferencia de prensa reciente, Marina del Pilar calificó la revocación de su visa como una decisión administrativa del gobierno estadounidense, negando que implique alguna acusación formal. Aseguró estar tranquila y confiada en que la situación se aclarará pronto. No obstante, evitó referirse a los reportes que sugieren que bancos como Wells Fargo y Bank of America habrían cerrado cuentas en San Diego vinculadas a ella y a Torres por movimientos sospechosos.
El caso ha tomado un giro más serio con reportes que indican que la revocación de las visas podría estar relacionada con una investigación del Departamento de Estado de Estados Unidos. Según el medio Zeta, la pesquisa apuntaría a presuntas conexiones con grupos ilícitos, un proceso que lleva meses en desarrollo y que se intensificó tras episodios de violencia en Baja California. Estas acusaciones, aunque no confirmadas oficialmente, han puesto a la gobernadora en una posición complicada.
Marina del Pilar ha defendido la integridad de su esposo, afirmando que Carlos Torres siempre ha actuado con compromiso hacia Baja California. En sus redes sociales, la gobernadora expresó confianza en que ambos saldrán bien librados de esta situación. Sin embargo, la falta de claridad sobre las finanzas de Torres, especialmente tras los reportes de cuentas canceladas en bancos estadounidenses, ha generado un aluvión de críticas y especulaciones.
La presidenta Claudia Sheinbaum también se pronunció al respecto, aunque con cautela. Durante su conferencia matutina, afirmó que el gobierno federal no ha recibido información directa de Estados Unidos sobre el caso y que, por ahora, solo conoce lo que la propia gobernadora ha compartido públicamente. Sheinbaum pidió esperar a que las autoridades estadounidenses proporcionen detalles oficiales, evitando alimentar las especulaciones.
En el ámbito político, el caso ha desatado reacciones encontradas. Mientras algunos legisladores de oposición, como los del PAN en el Senado, exigen transparencia y explicaciones detalladas, figuras de Morena como Ricardo Monreal han cerrado filas en torno a Marina del Pilar. Monreal defendió la presunción de inocencia de la gobernadora y cuestionó la validez de las acciones de gobiernos extranjeros contra funcionarios mexicanos.
La controversia también ha puesto bajo escrutinio la relación entre Marina del Pilar y su esposo, quien ha sido señalado en el pasado por presuntas irregularidades. Aunque Torres ha negado que la revocación de su visa implique una acusación formal, su decisión de recurrir a un especialista en derecho migratorio internacional sugiere que el asunto podría prolongarse.
El silencio de la gobernadora sobre las finanzas de su esposo contrasta con su insistencia en que no hay nada que esconder. Este vacío ha dado pie a que sus detractores cuestionen la transparencia de su administración. En un contexto donde la confianza pública es crucial, la mandataria enfrenta el reto de despejar las dudas sin dejar espacio a más especulaciones.
Mientras el caso sigue desarrollándose, la atención permanece fija en Baja California. La gobernadora morenista, que llegó al poder con promesas de cambio y honestidad, ahora debe navegar una tormenta que podría afectar su imagen y la de su partido. La claridad en sus respuestas y las acciones que tome en los próximos días serán clave para determinar cómo se resuelve esta controversia.