La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, liderada por Julio Berdegué, ha puesto en marcha un plan intensivo para combatir el gusano barrenador, una plaga que amenaza al sector ganadero mexicano. Desde el brote detectado en noviembre de 2024 en Chiapas, el gobierno asegura que no ha escatimado recursos para contener esta crisis sanitaria que pone en riesgo la exportación de ganado a Estados Unidos.
El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria ha invertido más de 167 millones de pesos en acciones estratégicas. Entre estas, destaca la liberación de 885 millones de moscas estériles en el sur del país, una técnica destinada a interrumpir el ciclo reproductivo de la plaga. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿están estas medidas realmente funcionando?
Estados Unidos, principal destino de las exportaciones ganaderas mexicanas, ha cerrado temporalmente su frontera al ganado vivo proveniente de México. La decisión, comunicada por la secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, responde a la detección de nuevos casos en Oaxaca y Veracruz, a más de 700 millas de la frontera. Esta medida ha generado pérdidas estimadas en 11.4 millones de dólares diarios para los productores mexicanos.
Julio Berdegué ha calificado la suspensión como una acción unilateral y poco constructiva, aunque reconoció haber sido notificado previamente. A pesar de las tensiones, México y Estados Unidos han acordado reforzar la colaboración, incluyendo la instalación de una planta para producir moscas estériles y el intercambio de datos epidemiológicos. Pero las restricciones impuestas por México a las operaciones aéreas estadounidenses han complicado la relación bilateral.
La plaga del gusano barrenador, causada por larvas de la mosca Cochliomyia hominivorax, no solo afecta al ganado, sino que también representa un riesgo para la fauna silvestre y, en casos raros, para humanos. En Chiapas, se confirmó un caso humano en una mujer de 77 años, quien falleció debido a complicaciones derivadas de la infestación. Este incidente ha encendido las alarmas sobre la magnitud del problema.
El sector ganadero, especialmente en estados como Chihuahua, Sonora y Coahuila, está al borde del colapso. La acumulación de cabezas de ganado en corrales, sin poder exportarse, ha generado pérdidas semanales de entre 25 y 30 millones de dólares solo en Chihuahua. Los productores exigen al gobierno federal sellar la frontera sur para evitar el ingreso de ganado irregular desde Centroamérica.
La Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas ha propuesto medidas urgentes, como incrementar el presupuesto para el control de la plaga y establecer una planta productora de moscas estériles en la frontera sur. También piden mayor presencia de la Secretaría de Seguridad Pública para reforzar la vigilancia en la región y evitar el trasiego de animales infectados.
A pesar de los esfuerzos, el número de casos activos sigue siendo preocupante. Hasta mayo de 2025, se reportan 237 casos en el sur y sureste del país, con Chiapas como el epicentro. El gobierno presume avances, pero la reapertura de la frontera estadounidense sigue en el aire, dependiendo de la efectividad de las medidas implementadas.
La crisis del gusano barrenador expone las vulnerabilidades del sector agropecuario mexicano. Los recortes presupuestales de administraciones anteriores, según críticos, debilitaron los programas de vigilancia sanitaria, permitiendo el resurgimiento de una plaga que México había erradicado en 1991. Ahora, la presión recae sobre Berdegué y su equipo para demostrar resultados.
El futuro del comercio ganadero con Estados Unidos pende de un hilo. Mientras México intensifica sus esfuerzos, los productores y la población esperan que las promesas del gobierno se traduzcan en soluciones concretas. La batalla contra el gusano barrenador no solo es sanitaria, sino también económica, y el tiempo para actuar se agota.

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México intensifica esfuerzos contra el gusano barrenador, pero ¿es suficiente?
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