En Chihuahua, el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM) ha revelado un dato alarmante: el 90% de los casos de violencia contra las mujeres se registra dentro del hogar. Este porcentaje pone en evidencia una crisis que, lejos de disminuir, sigue afectando a miles de mujeres en la entidad.
Mónica Meléndez Ramírez, directora del IMM, explicó que la violencia intrafamiliar es el principal delito reportado en la ciudad. Las agresiones físicas, psicológicas y económicas son las más comunes, y muchas veces las víctimas no denuncian por miedo o dependencia emocional hacia el agresor.
El IMM atendió en el último año a cientos de mujeres que buscaron ayuda tras sufrir abusos en su entorno familiar. Sin embargo, las autoridades reconocen que los recursos son limitados y la respuesta institucional no siempre es suficiente para garantizar la seguridad de las víctimas.
Un factor que agrava la situación es la falta de denuncia. Muchas mujeres normalizan la violencia o temen represalias, lo que perpetúa el ciclo de abuso. Esto, sumado a la impunidad en muchos casos, dificulta romper con esta problemática que afecta a familias enteras.
El gobierno municipal ha implementado programas como la aplicación “Yo Segura” y la Pulsera Centinela para proteger a las mujeres en riesgo. Sin embargo, estas medidas no atacan la raíz del problema: la cultura machista que sigue arraigada en muchos hogares.
La violencia patrimonial también es una constante. Hombres que controlan los recursos económicos o niegan apoyo a sus familias dejan a las mujeres en una posición de vulnerabilidad extrema, según el IMM. Este tipo de abuso es tan dañino como el físico, pero menos visibilizado.
Las autoridades locales admiten que la inseguridad en el hogar es un reflejo de problemas más profundos, como la falta de educación en igualdad de género y la insuficiencia de políticas públicas efectivas. Mientras tanto, las víctimas siguen enfrentando un sistema que no siempre las respalda.
La situación en Chihuahua es un recordatorio de que la violencia de género no es solo un problema de cifras, sino de vidas marcadas por el miedo y el dolor. La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo se seguirá ignorando esta crisis que ocurre detrás de las puertas cerradas?

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El 90% de la violencia contra las mujeres ocurre en casa: un problema que no cede
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