En un acto cargado de solemnidad, los restos fúnebres del general Hermenegildo Cuenca Díaz, quien fuera titular de la Secretaría de la Defensa Nacional durante el gobierno de Luis Echeverría, fueron colocados en el Panteón de Dolores de la Ciudad de México. La ceremonia, encabezada por el actual secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla Trejo, reunió a autoridades militares y familiares para rendir homenaje a un personaje clave en la historia militar mexicana.
Hermenegildo Cuenca Díaz, nacido en 1902 en la capital del país, tuvo una trayectoria destacada que marcó su legado en las Fuerzas Armadas. Ingresó al Heroico Colegio Militar en 1920, donde participó como cadete en la escolta del presidente Venustiano Carranza durante el episodio de Aljibes, Puebla. Su carrera estuvo llena de méritos, incluyendo más de 56 hechos de armas en diversas campañas militares entre 1923 y 1938, donde resultó herido en dos ocasiones.
El general Cuenca Díaz no solo destacó por su valentía en el campo de batalla, sino también por su contribución al fortalecimiento institucional del Ejército mexicano. Durante su gestión como secretario de la Defensa Nacional, de 1970 a 1976, impulsó la creación de la Universidad de las Fuerzas Armadas, la Escuela Militar de Odontología y el Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas. Estas reformas modernizaron la estructura militar y dejaron una huella perdurable.
Uno de sus mayores legados fue la construcción del actual Heroico Colegio Militar en Tlalpan, Ciudad de México. La primera piedra de este proyecto se colocó en 1973, y la obra fue inaugurada en 1976, poco antes de que concluyera el sexenio de Echeverría. Este esfuerzo consolidó la formación de nuevas generaciones de militares, un hito que aún se reconoce en las Fuerzas Armadas.
La ceremonia en el Panteón de Dolores no solo fue un tributo a su vida militar, sino también a su faceta política. Cuenca Díaz fue senador por Baja California de 1964 a 1970, demostrando su interés por servir al país desde distintos ámbitos. Su paso por el Senado y su posterior rol en la Secretaría de la Defensa lo convirtieron en una figura influyente en su tiempo.
Sin embargo, su figura no está exenta de controversia. Durante su gestión, se le ha señalado como responsable de operaciones duras contra movimientos disidentes, incluyendo los llamados “vuelos de la muerte” en la Guerra Sucia. Estas acusaciones, documentadas años después, forman parte de un capítulo oscuro en la historia de México que aún genera debate.
El traslado de sus restos al Panteón de Dolores, un lugar emblemático que alberga a figuras destacadas de la historia mexicana, simboliza el reconocimiento a su trayectoria militar, pero también reabre preguntas sobre su papel en momentos clave del siglo XX. La ceremonia, realizada con honores militares, incluyó una guardia de honor y palabras que resaltaron su compromiso con la patria.
La presencia de altos mandos militares y familiares en el evento reflejó la importancia de Cuenca Díaz en la memoria institucional del Ejército. Su hija, Rosario Cuenca Acosta, ha participado en actos previos para preservar su legado, como la donación de fotografías históricas al Heroico Colegio Militar en 2014.
El Panteón de Dolores, conocido por ser el lugar de descanso de personajes como Venustiano Carranza y Francisco Villa, ahora acoge los restos de este general que marcó una era. Este acto, más allá de ser un homenaje, invita a reflexionar sobre la complejidad de las figuras que han moldeado la historia de México.
La ceremonia, aunque solemne, no pasó desapercibida en un contexto donde las Fuerzas Armadas siguen siendo un pilar del país. El legado de Hermenegildo Cuenca Díaz, con sus luces y sombras, permanece como un recordatorio de los retos que enfrentaron las instituciones mexicanas en el pasado.

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Restos del general Hermenegildo Cuenca Díaz, exsecretario de Defensa, reposan ahora en el Panteón de Dolores
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