Juan Ignacio Barragán, director de la paraestatal, explicó que las presas de la entidad han registrado una ligera disminución en sus niveles de agua en las últimas 24 horas. Aunque los embalses aún mantienen una capacidad estable, este descenso prende las alarmas ante el pronóstico de calor extremo.
El Servicio Meteorológico Nacional ha alertado que la primera onda de calor del año traerá temperaturas de hasta 44 grados Celsius en algunos puntos de Nuevo León. Esta condición climática agrava el panorama, pues el consumo de agua se dispara en hogares y comercios.
Barragán señaló que, de continuar la tendencia actual, podrían implementarse cortes programados para garantizar el abasto equitativo. Sin embargo, no se precisaron fechas ni zonas específicas que podrían verse afectadas por estas medidas.
La paraestatal hizo un llamado a la población para extremar el cuidado del agua. Recomendaciones como reducir el tiempo de ducha, reutilizar el agua para riego y evitar el lavado de autos fueron destacadas para mitigar el impacto de la escasez.
Protección Civil de Nuevo León también emitió advertencias ante las altas temperaturas. Se instó a la ciudadanía a evitar la exposición al sol en horas pico y mantenerse hidratado para prevenir golpes de calor y deshidratación.
La combinación de calor extremo y la posible reducción en el suministro de agua pone a prueba la infraestructura hídrica de la entidad. Las autoridades locales enfrentan el reto de equilibrar la demanda con los recursos disponibles.
Habitantes de la zona metropolitana de Monterrey han expresado su inquietud en redes sociales. Reportes de bajas presiones y cortes no programados en algunas colonias han encendido el debate sobre la gestión del agua en la región.
Agua y Drenaje aseguró que trabaja en la optimización de la distribución del recurso. No obstante, la dependencia enfatizó que la colaboración ciudadana será clave para evitar una crisis mayor en las próximas semanas.
El panorama en Nuevo León refleja los desafíos del cambio climático, con olas de calor más intensas y prolongadas. La gestión eficiente del agua se vuelve una prioridad para enfrentar estas condiciones extremas.