En la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, decenas de familias migrantes vivieron un Día de las Madres marcado por el dolor y la resistencia. La tradicional reunión “Abrazos, no muros”, que por años permitió a madres e hijos separados por la migración reencontrarse brevemente, fue cancelada. La causa: la creciente militarización de la frontera, impulsada por políticas migratorias cada vez más duras.
El evento, organizado por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, buscaba reunir a familias separadas por las estrictas leyes migratorias de Estados Unidos. Durante más de una década, madres como María Luisa han esperado este momento para abrazar a sus hijos, algunos de los cuales no han visto en 15 años. La cancelación dejó a muchas con el corazón roto, pero no derrotadas.
En lugar de los abrazos planeados, las madres migrantes transformaron su frustración en una protesta pacífica llamada “Madres de la Frontera: Amor sin Fronteras”. La manifestación, realizada de forma binacional, buscó honrar la lucha de estas mujeres y denunciar la separación familiar forzada. La frontera, cada vez más vigilada, se convirtió en un símbolo de división, pero también de resistencia.
Margarita Arvizu, representante de la Red Fronteriza, expresó la indignación de la comunidad. Recordó que el evento “Abrazos, no muros” era más que una reunión: era un acto de amor y una protesta contra las políticas que desgarran familias. La cancelación, decidida por actores políticos alejados de la realidad fronteriza, fue vista como una muestra de insensibilidad.
La protesta incluyó momentos emotivos que conmovieron a los asistentes. Un mariachi entonó canciones como “Las Mañanitas” y “Amor Eterno”, dedicadas a las madres presentes y a aquellas que ya no están. Las rosas entregadas a las mujeres simbolizaron el amor inquebrantable que persiste a pesar de los muros y las alambradas.
María Luisa, una de las madres afectadas, compartió su tristeza. Su hija, quien también es madre, vive en Estados Unidos, y ambas soñaban con celebrar juntas este día tan especial. La cancelación del evento les robó esa oportunidad, dejando solo promesas de seguir luchando por un reencuentro futuro.
La militarización de la frontera, intensificada en los últimos meses, ha cambiado el paisaje de la región. El establecimiento del “Área de Defensa de Texas”, una zona de amortiguación militarizada en El Paso, hizo imposible realizar el evento. Esta decisión, según los organizadores, refleja una política basada en el miedo y no en la compasión.
A pesar de las lágrimas, la jornada terminó con un mensaje de esperanza. Las madres migrantes, acompañadas por activistas, prometieron no rendirse. La Red Fronteriza aseguró que seguirá buscando formas de realizar “Abrazos, no muros”, un evento que consideran parte de su identidad y su lucha por la justicia.
La frontera entre México y Estados Unidos sigue siendo un lugar de contrastes. Por un lado, las políticas migratorias dividen familias y refuerzan barreras. Por otro, la resistencia de las madres migrantes demuestra que el amor y la solidaridad pueden desafiar incluso los muros más altos.

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Muros sin abrazos: Madres migrantes enfrentan la crueldad de la frontera en el Día de las Madres
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