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Madres Buscadoras Claman Justicia en Vigilia en Chihuahua: ¡El Dolor de la Desaparición No Descansa!

En la Plaza del Ángel, en el corazón de Chihuahua, un grupo de madres buscadoras se reunió la noche del 9 de mayo de 2025 para realizar una vigilia cargada de dolor y esperanza. Estas mujeres, marcadas por la desaparición de sus seres queridos, encendieron velas y colocaron flores en un acto que busca mantener viva la memoria de quienes ya no están y exigir justicia en un país donde la violencia no da tregua.
El evento, organizado por el Centro de Derechos Humanos (CEDEHM), tuvo como lema “No las dejemos solas, no dejemos que su lucha se apague”. Las madres, acompañadas por familiares y activistas, llevaron fotografías de sus hijos, hijas y seres queridos desaparecidos, recordando que cada imagen representa una historia truncada y una herida abierta que el Estado no ha sabido sanar.
La vigilia no solo fue un espacio de luto, sino también de resistencia. Las participantes intervinieron el espacio público con pintura vinílica, dejando mensajes que reflejan su lucha incansable. Cada pincelada fue un grito silencioso contra la indiferencia de las autoridades, que, según las buscadoras, han fallado en brindar respuestas concretas ante la crisis de desapariciones en México.
Más de 116 mil personas permanecen desaparecidas en el país, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas. En Chihuahua, como en muchas otras regiones, las madres han tenido que asumir el rol de investigadoras, enfrentándose a un sistema que parece más interesado en estadísticas que en encontrar a sus seres queridos. Este dato escalofriante subraya la magnitud de una tragedia que no encuentra fin.
Durante la vigilia, las madres recordaron a aquellas compañeras que murieron sin hallar a sus familiares. Cada vela encendida fue un homenaje a su valentía, pero también un recordatorio de los peligros que enfrentan. En los últimos años, al menos ocho mujeres buscadoras han sido asesinadas, un reflejo de la violencia que acecha a quienes se atreven a buscar la verdad en un país donde la impunidad reina.
El acto también sirvió para visibilizar casos específicos, como el de Mireya Montiel Hernández, desaparecida desde 2014. Su madre, Tranquilina Hernández, ha recorrido el país en busca de pistas, enfrentándose a un sistema que, en ocasiones, registra a las personas como “localizadas” sin evidencia alguna. Historias como la de Mireya son un eco del abandono institucional que las madres denuncian sin descanso.
La Plaza del Ángel se convirtió en un escenario de memoria colectiva, donde cada participante aportó una flor o una veladora para honrar a los ausentes. La intervención artística, con mensajes pintados en el suelo, fue un símbolo de la lucha que trasciende el dolor personal y se convierte en un reclamo colectivo por justicia y verdad.
La vigilia de Chihuahua no fue un evento aislado. En todo México, las madres buscadoras organizan marchas, plantones y actos similares, tejiendo una red de solidaridad que desafía la indiferencia. Su mensaje es claro: no descansarán hasta encontrar a sus seres queridos, sin importar los obstáculos o las amenazas que enfrenten en el camino.
Este 9 de mayo, mientras muchas familias celebraban el Día de las Madres, estas mujeres transformaron su dolor en acción. La Plaza del Ángel fue testigo de su fortaleza, pero también de un recordatorio urgente: la crisis de desapariciones en México sigue creciendo, y las autoridades continúan sin ofrecer soluciones efectivas.
La lucha de las madres buscadoras es un reflejo de un país donde la justicia es una promesa vacía. Cada vela, cada fotografía, cada mensaje pintado en la plaza es una demanda de acción inmediata. Mientras las desapariciones sigan siendo una herida abierta, estas mujeres seguirán alzando la voz, iluminando la oscuridad con su incansable búsqueda de verdad.

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