El 6 de febrero de 2015, Robert Prevost, entonces obispo de Chiclayo en Perú, tomó una decisión que hoy resuena en todo el mundo. Durante una escala en Madrid, camino a Roma, decidió conducir él mismo 800 kilómetros hasta Pamplona, en el norte de España, para visitar a un sacerdote de su diócesis. Este gesto, sencillo pero extraordinario, revela la humanidad y cercanía del hombre que ahora es el Papa León XIV.
La anécdota fue recordada por Miguel Brugarolas, profesor y vicedecano de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, quien estuvo presente durante aquella visita. Según Brugarolas, Prevost llegó a una pequeña residencia sacerdotal en Pamplona para reunirse con Edward Tocto, un sacerdote que estudiaba Derecho Canónico en esa ciudad. Era el cumpleaños de Tocto, y Prevost quiso aprovechar la ocasión para conocerlo en persona.
A pesar de la distancia y el cansancio, Prevost manejó ida y vuelta en el mismo día. En la residencia, compartió una comida con los cuatro residentes: dos sacerdotes y dos estudiantes. La visita fue breve, pero dejó una huella imborrable. Brugarolas destacó la afabilidad y cercanía del ahora Papa, quien animó a los presentes a prepararse bien para servir a la Iglesia.
Robert Prevost, nacido en Chicago en 1955, ha marcado su vida por gestos como este. Su trayectoria como misionero en Perú, donde también obtuvo la nacionalidad, lo convirtió en una figura querida en América Latina. Su elección como Papa el 8 de mayo de 2025 lo convirtió en el primer pontífice estadounidense, un hito histórico para la Iglesia Católica.
Durante su visita a Pamplona, Prevost demostró su compromiso con los sacerdotes de su diócesis. Edward Tocto había sido enviado a España por el antecesor de Prevost en Chiclayo, y aunque solo habían hablado por teléfono y correo, el obispo quiso fortalecer ese vínculo con un encuentro cara a cara. Este tipo de acciones reflejan su estilo pastoral, centrado en la cercanía y el servicio.
León XIV, como se le conoce ahora, ha sido descrito como un hombre reservado pero profundamente humano. Su paso por Perú, donde visitaba comunidades pobres y apoyaba a migrantes, le ganó el cariño de muchos. En su primer discurso como Papa, pronunciado en español, recordó con afecto a la diócesis de Chiclayo, mostrando su conexión con el pueblo latinoamericano.
La historia de los 800 kilómetros recorridos en un día no es solo una anécdota. Es un reflejo del carácter de un líder espiritual que prioriza a las personas sobre las distancias o las agendas. En un mundo donde los gestos simples a menudo se pierden, esta historia resalta la humildad de un Papa que no duda en ponerse al volante para estar cerca de los suyos.
El pontificado de León XIV apenas comienza, pero historias como esta ya inspiran a millones. Su capacidad para conectar con las personas, desde una residencia en Pamplona hasta la Plaza de San Pedro, promete un liderazgo marcado por la empatía y la dedicación. La Iglesia Católica, bajo su guía, parece encaminarse hacia una etapa de renovación y cercanía con los fieles.

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Un Papa que recorrió 800 km por un sacerdote: La historia de León XIV que conmueve al mundo
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