El papa Francisco volvió al Vaticano luego de una hospitalización de 38 días en el hospital Gemelli de Roma, donde enfrentó una neumonía que puso en riesgo su vida. Este domingo 23 de marzo, el pontífice de 88 años se despidió desde un balcón, ofreciendo un saludo y una bendición a los fieles reunidos.
Antes de partir, Francisco expresó su gratitud con voz débil: “Agradezco a todos”, destacando a una mujer con flores amarillas entre la multitud. Su regreso marca el fin de la estancia más larga de su papado de 12 años, superada solo por una hospitalización de Juan Pablo II en 1981.
El trayecto de vuelta incluyó una parada inesperada en la basílica de Santa María la Mayor, un lugar especial para el papa, donde rezó brevemente antes de llegar a la residencia de Santa Marta. Aunque visiblemente frágil y con oxígeno suplementario, su aparición trajo alivio a los católicos.
En el Vaticano, los peregrinos del Año Santo 2025 celebraron su retorno, siguiendo el evento en pantallas gigantes en la plaza de San Pedro. Sin embargo, los médicos han ordenado al menos dos meses de reposo, lo que podría afectar su participación en eventos próximos como los de Pascua.
La hospitalización comenzó el 14 de febrero por una infección respiratoria que derivó en neumonía bilateral. A pesar de momentos críticos, incluyendo crisis respiratorias, Francisco mantuvo su lucidez y continuó tomando decisiones para la Iglesia desde el hospital.
Su salida del Gemelli fue en un sencillo Fiat 500 blanco, un símbolo de su humildad, y fue recibida con aplausos y vítores de “¡Viva el papa!” por parte de los presentes. Este regreso reafirma su resiliencia, aunque su salud sigue siendo un tema de atención mundial.