Un nuevo caso de violencia sacude Chihuahua. En la carretera a Guadalupe y Calvo, autoridades encontraron el cuerpo de un joven ejecutado con nueve disparos. El hallazgo, ocurrido el pasado 2 de mayo, revela una tragedia aún más inquietante: la víctima tenía un reporte de desaparición en la ciudad de Chihuahua.
El cuerpo fue localizado a un costado de una capilla en la carretera Guadalupe y Calvo-El Ocote. Según los reportes, se trata de un joven de aproximadamente 18 años, de complexión delgada, tez morena y 1.60 metros de estatura. Vestía una sudadera negra, pantalón negro y botas militares, pero hasta el momento no ha sido identificado.
La Fiscalía General del Estado confirmó que el joven presentaba heridas de bala en distintas partes del cuerpo. Especialistas forenses realizaron pruebas de lofoscopía para intentar establecer su identidad, pero los resultados aún no son concluyentes. Este caso se suma a una lista creciente de desapariciones y homicidios en la región.
La zona de Guadalupe y Calvo ha sido escenario de múltiples hechos violentos en los últimos meses. Enfrentamientos entre grupos criminales, ejecuciones y reportes de desapariciones son cada vez más frecuentes, mientras la ciudadanía denuncia la falta de seguridad y la aparente inacción de las autoridades.
El reporte de desaparición de este joven, registrado previamente en Chihuahua, pone en evidencia las fallas en los sistemas de búsqueda y prevención. Familiares de personas desaparecidas han señalado en repetidas ocasiones que las autoridades no actúan con la rapidez necesaria para localizar a las víctimas.
Este hallazgo también resalta la impunidad que prevalece en el estado. Los responsables de esta ejecución siguen sin ser identificados, y las investigaciones apenas comienzan. La ciudadanía exige respuestas y medidas concretas para frenar la ola de violencia que azota Chihuahua.
Mientras tanto, la carretera a Guadalupe y Calvo, una vía clave en la región, se ha convertido en un símbolo de temor para los habitantes. Los reportes de cuerpos abandonados y crímenes sin resolver son una constante, alimentando la percepción de un estado fuera de control.
La tragedia de este joven, cuyo nombre aún desconocemos, es un recordatorio de la crisis de inseguridad que vive México. Cada caso sin resolver es una herida abierta para las familias y una muestra de los retos que enfrentan las autoridades en la lucha contra el crimen organizado.