Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, no se cansa de acumular cargos en el gobierno de Donald Trump. Durante un evento reciente, bromeó sobre su papel multifacético en la administración, diciendo que podría incluso convertirse en cirujano general o bibliotecario del Congreso. Sus comentarios, hechos en tono ligero, han generado risas, pero también críticas por la centralización de poder en una sola figura.
Rubio, quien también actúa como asesor de Seguridad Nacional, archivista interino y director interino de Usaid, hizo estas declaraciones en una gala del Instituto de Liderazgo Hispano. “Fui presidente de la Cámara, senador, y ahora soy secretario de Estado, asesor de Seguridad, archivista… ¿y cirujano general? No, bromeo, aunque quería el uniforme”, dijo entre risas. La audiencia celebró el comentario, pero no todos lo tomaron a la ligera.
El senador de origen cubano ha sido una figura clave en el segundo mandato de Trump, especialmente en política exterior. Su rol como secretario de Estado lo ha colocado al frente de negociaciones internacionales, mientras que su posición como asesor de Seguridad Nacional le da influencia en temas críticos como las relaciones con China y Rusia. Sin embargo, su acumulación de responsabilidades ha levantado cejas entre analistas políticos.
La broma de Rubio sobre ser cirujano general llegó justo cuando Trump anunció a Casey Means como candidata para ese puesto, tras retirar la nominación de Janette Nesheiwat. Rubio también mencionó en tono jocoso que no le importaría ser bibliotecario del Congreso, sugiriendo que cualquier cargo adicional sería bienvenido. Estas palabras, aunque dichas en broma, reflejan la confianza que Trump ha depositado en él.
Críticos han señalado que la concentración de tantos roles en Rubio podría debilitar la eficiencia del gobierno. Algunos expertos argumentan que asignar tantas responsabilidades a una sola persona, incluso de manera interina, crea riesgos de supervisión y falta de especialización en áreas clave. Sin embargo, los partidarios de Rubio defienden su capacidad para manejar múltiples tareas, destacando su experiencia política.
El contexto de estas declaraciones también incluye tensiones internas en los Archivos Nacionales, donde Rubio actúa como archivista interino tras el despido de la archivista principal por parte de Trump. Varios funcionarios de alto rango han renunciado, y la agencia enfrenta críticas por supuesta politización. Rubio, sin embargo, parece tomarlo con humor, al menos en público.
Por otro lado, Rubio ha mantenido un perfil firme en política exterior, abogando por una postura dura contra adversarios geopolíticos. Su rol como asesor de Seguridad Nacional lo ha llevado a respaldar iniciativas controversiales, como el interés de Trump en controlar Groenlandia, algo que Rubio defendió como parte del “interés nacional” de Estados Unidos.
Las bromas de Rubio, aunque divertidas para algunos, han reavivado el debate sobre la estructura del gobierno de Trump. Mientras el presidente continúa reorganizando agencias federales, figuras como Rubio se convierten en el centro de atención, tanto por su influencia como por su capacidad para mantenerse en el ojo público con un toque de humor.

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Marco Rubio se burla del gobierno de Trump: “Soy todo, hasta cirujano general”
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