Un operativo conjunto en Coyame del Sotol, Chihuahua, destapó un preocupante hallazgo: un arsenal de armas de alto calibre, equipo táctico y un vehículo robado, presuntamente en manos de grupos criminales. Las autoridades, integradas por la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, lograron el decomiso tras un enfrentamiento entre narcotraficantes en esta región desértica.
El aseguramiento incluyó rifles de asalto, pistolas, cargadores, cartuchos y chalecos tácticos, además de una camioneta GMC con reporte de robo. Este operativo, realizado el pasado 6 de mayo, pone en evidencia la capacidad de fuego de los grupos delictivos que operan en esta zona, conocida por ser un corredor estratégico para el trasiego de drogas.
Coyame del Sotol, un municipio de apenas 6 mil habitantes, ha sido escenario de violentos enfrentamientos entre grupos antagónicos del crimen organizado. La Secretaría de Seguridad Pública Estatal destacó que estas acciones buscan frenar picos de violencia, como los registrados en años anteriores, que incluso obligaron a cancelar festividades locales por la inseguridad.
El decomiso no es un hecho aislado. En los últimos meses, las autoridades han reportado múltiples aseguramientos de armamento en la región, incluyendo rifles calibre .50 y vehículos calcinados tras choques entre narcos. Esto refleja la creciente militarización de los cárteles, que no solo desafían a las fuerzas del orden, sino que mantienen en zozobra a las comunidades locales.
La falta de una estrategia clara contra el crimen organizado sigue siendo un reclamo constante. Mientras los operativos logran golpes mediáticos, la violencia en Chihuahua no cede. En el primer trimestre de 2025, el estado acumuló el 3.77% de los delitos registrados a nivel nacional, ocupando el séptimo lugar en incidencia delictiva.
La presencia de drones, vehículos blindados y helicópteros en los operativos demuestra el nivel de sofisticación alcanzado por las fuerzas de seguridad. Sin embargo, también pone en evidencia la magnitud del problema: los cárteles no solo están armados, sino que operan con una logística que les permite enfrentar a las autoridades en igualdad de condiciones.
Este nuevo aseguramiento en Coyame reaviva el debate sobre la efectividad de las políticas de seguridad. Los habitantes de la región exigen soluciones de fondo que vayan más allá de decomisos temporales, mientras el gobierno estatal insiste en que estos operativos son un paso hacia la pacificación.
La pregunta sigue en el aire: ¿hasta cuándo seguirán los cárteles rearmándose en las sombras? Cada arma decomisada es una victoria, pero también un recordatorio de que la batalla contra el narco en Chihuahua está lejos de terminar.

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Arsenal de guerra en Coyame: el narco se rearma en Chihuahua
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