En Roma, mientras los cardenales se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo papa, un fenómeno inesperado ha captado la atención mundial: las gaviotas. Estas aves, que suelen habitar en zonas costeras, han invadido la Ciudad Eterna y se han convertido en una imagen icónica del cónclave que comenzó el 7 de mayo de 2025.
La presencia de las gaviotas no es solo una curiosidad. Su constante aparición en la chimenea de la Capilla Sixtina, donde se espera la fumata blanca que anuncie al nuevo pontífice, ha generado molestia entre los residentes de Roma. Las aves, que han volado unos 40 kilómetros desde la costa, se posan en el tejado y sobrevuelan la plaza de San Pedro, frente a las cámaras de todo el mundo.
Este fenómeno no es nuevo. En el cónclave de 2013, cuando se eligió al papa Francisco, una gaviota posada en la chimenea se volvió viral, interpretada por algunos como una señal divina. En 2025, las gaviotas han regresado con más fuerza, protagonizando memes en redes sociales donde se las muestra con atuendos cardenalicios o incluso como “papas”.
Sin embargo, para los romanos, las gaviotas representan un problema real. Estas aves, adaptadas a la vida urbana, generan ruido, suciedad y molestias. El Ayuntamiento de Roma ha destinado cuatro millones de euros hasta 2026 para controlar su población, un desafío que se intensifica durante eventos masivos como el cónclave.
Las medidas incluyen redes y barreras en balcones y terrazas para evitar que aniden, especialmente entre enero y febrero, su periodo de reproducción. A pesar de los esfuerzos, la presencia de las gaviotas durante el cónclave ha añadido una capa de complejidad a la organización de este evento histórico.
Mientras miles de personas en la plaza de San Pedro y millones en todo el mundo observan la chimenea, las gaviotas siguen siendo protagonistas. Su imagen, captada en las pantallas gigantes del Vaticano, ha desatado tanto humor como críticas, reflejando la relación complicada entre Roma y estas aves.
El cónclave, con 133 cardenales votando, continúa sin un nuevo papa tras varias fumatas negras. La tensión dentro de la Capilla Sixtina contrasta con el espectáculo exterior, donde las gaviotas parecen indiferentes al peso de la elección.
Para muchos, las gaviotas son una metáfora de la imprevisibilidad de este cónclave. Mientras Roma enfrenta el desafío de controlarlas, el mundo sigue atento a la chimenea, esperando la fumata blanca que marcará el inicio de una nueva era en la Iglesia católica.

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Las gaviotas que incomodan al Vaticano durante el cónclave
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