La propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales, impulsada por el gobierno de Claudia Sheinbaum, está generando fuertes críticas en Chihuahua. Expertos y empresarios advierten que esta medida, presentada como un avance para los trabajadores, podría golpear duramente la economía local, especialmente en sectores clave como la manufactura y la construcción.
El sector maquilador, uno de los pilares económicos de la región, sería el más afectado. Las líneas de producción, diseñadas para operar con jornadas de 48 horas, podrían enfrentar serios problemas. Germán de la Garza, experto de la firma Fisher Phillips, señaló que las empresas tendrían que contratar más personal o pagar horas extras, lo que elevaría significativamente los costos de producción.
En la industria de la construcción, el panorama no es más alentador. Julio Mercado, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, estimó que la mano de obra podría encarecerse entre un 17 y un 18 por ciento. Esto se traduciría en un aumento de hasta un 6 por ciento en el costo final de las obras, afectando tanto a empresarios como a consumidores.
Aunque el gobierno federal, a través de la Secretaría del Trabajo, ha prometido una implementación gradual hasta 2030, las dudas persisten. Empresarios locales temen que la medida no considere las particularidades de cada sector, lo que podría llevar a una transición caótica. La falta de claridad en cómo se aplicará la reforma solo aumenta la incertidumbre.
Organizaciones como Coparmex Cuauhtémoc han alzado la voz, exigiendo un diálogo tripartito que incluya a trabajadores, empresarios y gobierno. Su presidente, Carlos Hermosillo, advirtió que México enfrenta una productividad baja en comparación con otros países de la OCDE, y una reducción mal planeada podría agravar esta situación.
El sector patronal también ha propuesto medidas para mitigar el impacto, como incentivos fiscales y deducciones del 100 por ciento en prestaciones laborales. Sin embargo, estas ideas no han encontrado eco en las políticas del gobierno de Morena, que parece priorizar el discurso político sobre la viabilidad económica.
Mientras tanto, líderes sindicales celebran la propuesta, aunque algunos critican que la gradualidad sea excesiva. Martín Esparza, del Sindicato Mexicano de Electricistas, reconoció que muchas empresas ya están listas para adoptar las 40 horas, pero otras, especialmente las pequeñas, enfrentan serios obstáculos.
En Chihuahua, donde la economía creció apenas un 0.8 por ciento en el último trimestre de 2024, cualquier error en la implementación de esta reforma podría tener consecuencias devastadoras. La región, conocida por su dinamismo industrial, teme perder competitividad frente a otros mercados internacionales.
La reducción de la jornada laboral, presentada como una conquista social, podría convertirse en un arma de doble filo. Sin un plan claro y consensuado, el gobierno federal arriesga no solo la estabilidad económica de Chihuahua, sino también la confianza de los sectores productivos que sostienen al país.

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Reducción de la jornada laboral amenaza la producción en Chihuahua
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