En la década de los 90, Chihuahua vivió momentos inolvidables para los amantes del metal. Tras años sin eventos de gran magnitud, la ciudad se convirtió en escenario de conciertos que dejaron huella en la escena local. Todo comenzó con una sequía de nueve años, hasta que la radio El Lobo rompió el silencio con un espectáculo que cambió las reglas del juego.
El 17 de noviembre de 1996, Great White llegó al Estadio Almanza de la Ciudad Deportiva. La banda, en plena promoción de su álbum Let It Rock, traía consigo éxitos radiales que resonaban en la ciudad. Este concierto no solo marcó un hito por ser el primero de metal organizado profesionalmente en Chihuahua, sino que también fue un rotundo éxito. Los asistentes vibraron con cada riff, y los organizadores quedaron más que satisfechos con la respuesta del público.
Tres años después, El Lobo volvió a sorprender con el LOBOFEST, un festival que reunió a Slaughter, Firehouse y Warrant. El 31 de octubre de 1999, el Estadio Olímpico de la Ciudad Deportiva se llenó de energía. Las tres bandas entregaron actuaciones memorables, y la asistencia masiva demostró el hambre de los chihuahuenses por el metal. Este evento consolidó a Chihuahua como un punto clave para los conciertos de rock pesado en México.
Sin embargo, no todo fue a gran escala. La escena local también tuvo su espacio en bares y venues icónicos. Lugares como Don Burro, bajo la dirección de Elder García, fueron cuna de bandas de heavy y thrash durante años. Estos sitios, llenos de cerveza y pasión, ofrecían una experiencia cruda y auténtica para los fans que buscaban algo más cercano.
Otro lugar que marcó la pauta fue La Casa del Poder, un bar de corta existencia pero de impacto inolvidable. Más que un simple local, era un espacio donde el metal reinaba y la diversión no tenía límites. Los asistentes recuerdan esas noches como una experiencia surrealista, cargada de energía y camaradería.
El Café Concierto, ubicado frente a Soriana Niños Héroes, también tuvo su momento. Aunque su ambiente era más rudo, con peleas ocasionales, ofrecía un menú variado para los amantes del rock. Caguamas de Indio y Carta Blanca acompañaban las noches de música en un lugar que, aunque caótico, era parte del alma rockera de la ciudad.
Jazz ¾, en la parte trasera de Plaza Cúpulas, fue otro punto de encuentro. Aunque su esencia era jazzística, abrió sus puertas al rock en varias ocasiones. Estos toques locales, aunque menos formales, fueron esenciales para mantener viva la llama del metal en Chihuahua mientras los grandes conciertos regresaban.
La radio también jugó un papel crucial. Estaciones como El Lobo no solo organizaban eventos, sino que mantenían a los fans conectados con el género. Programas como House of Hair, conducido por Dee Snider de Twisted Sister, siguen llevando el espíritu del heavy metal a las ondas, recordando la importancia de Chihuahua en esta escena.
El paso de Paul Di’Anno, exvocalista de Iron Maiden, en 2023, es otro capítulo memorable. A pesar de su frágil salud, su concierto en el House of Shows fue un acto de entrega total. Los fans, conscientes de sus limitaciones, valoraron escuchar canciones icónicas en su voz original, un momento que quedará grabado en la memoria de quienes estuvieron ahí.
Chihuahua ha demostrado ser mucho más que un punto en el mapa para el metal. Desde estadios llenos hasta bares llenos de historias, la ciudad ha forjado una identidad rockera que sigue vibrando. Cada concierto, grande o pequeño, ha contribuido a una escena que no se rinde y que espera seguir haciendo historia.

Imagen generada por IA con fines informativos o representativos. Digital Plural se deslinda de cualquier uso o interpretación.
El metal sacude Chihuahua: Una historia de conciertos épicos que marcaron época
Compartir: