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Segundo día de cónclave: la Iglesia busca al sucesor de Francisco en un proceso histórico

El cónclave para elegir al nuevo papa continúa este jueves 8 de mayo en la Capilla Sixtina, tras un primer día sin acuerdo. Los 133 cardenales electores, provenientes de 70 países, se reúnen en un evento que marca un hito por su diversidad y magnitud. La fumata negra del miércoles indicó que ningún candidato alcanzó los 89 votos necesarios, pero la expectativa crece ante las cuatro votaciones previstas para hoy.
La jornada comenzó con una misa en la Basílica de San Pedro, donde los cardenales reflexionaron sobre la responsabilidad de elegir al líder de 1,400 millones de católicos. Luego, se trasladaron en una solemne procesión hacia la Capilla Sixtina, donde las puertas se cerraron para garantizar la privacidad del proceso. Este ritual, cargado de simbolismo, refleja siglos de tradición en la Iglesia Católica.
El cónclave de 2025 es el más internacional de la historia, con un fuerte peso de cardenales de Asia, África y América Latina. Este cambio responde al legado del papa Francisco, quien nombró al 80% de los electores, priorizando regiones periféricas. Sin embargo, la heterogeneidad del grupo complica el consenso, ya que no todos comparten la visión reformista del pontífice fallecido.
Las votaciones de este jueves incluyen dos rondas por la mañana y dos por la tarde. Si no hay acuerdo, se espera una fumata negra al mediodía o al atardecer. En caso de elegir un papa, la fumata blanca anunciará la decisión, seguida del tradicional “Habemus Papam” desde el balcón de San Pedro. Miles de fieles ya se congregan en la plaza, atentos a la chimenea de la Capilla Sixtina.
Entre los posibles candidatos destacan nombres como Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y Luis Antonio Tagle, de Filipinas, conocido por su cercanía con Francisco. También se mencionan a Matteo Zuppi, de Italia, y Péter Erdö, de Hungría, aunque la elección sigue siendo impredecible. Los cardenales buscan un líder que unifique a una Iglesia dividida entre corrientes progresistas y conservadoras.
El proceso está diseñado para evitar influencias externas. Los cardenales permanecen aislados en la residencia de Santa Marta, sin acceso a teléfonos ni medios de comunicación. Cada voto se realiza en silencio, con papeletas quemadas tras el conteo para producir el humo que informa al mundo. Este sistema, establecido desde el siglo XIII, subraya la solemnidad del cónclave.
La elección del próximo papa no solo definirá el rumbo de la Iglesia, sino que también influirá en debates globales sobre migración, paz y justicia social. Francisco dejó un legado de apertura, pero su sucesor enfrentará el desafío de mantener la unidad en un mundo polarizado. Por ahora, las miradas están puestas en la Capilla Sixtina, donde la historia de la Iglesia sigue escribiéndose.
El cónclave podría extenderse varios días si no se alcanza un consenso pronto. Las normas permiten hasta 20 días de votaciones, aunque los cardenales apuestan por una resolución en dos o tres días. Mientras tanto, la espera continúa, con Roma como epicentro de una decisión que resonará en todo el mundo.

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