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Vaticano anula el anillo del pescador y los sellos del papa Francisco antes del cónclave

El Vaticano ha dado un paso simbólico al anular el anillo del pescador y los sellos del papa Francisco, un ritual que marca el fin de su pontificado. Este acto, realizado el 6 de mayo de 2025, se llevó a cabo en presencia del cardenal camarlengo y el Colegio Cardenalicio, un día antes del inicio del cónclave para elegir al nuevo papa.
El anillo del pescador, una sortija de oro macizo con el nombre del pontífice grabado en latín, es un emblema de la autoridad papal. Tradicionalmente, este anillo se destruía tras la muerte del papa para evitar falsificaciones de documentos oficiales. Sin embargo, desde las reformas impulsadas por Francisco, se opta por anularlo marcando una cruz en su superficie.
Los sellos papales, utilizados para autenticar cartas y documentos, también fueron desactivados en la ceremonia. Este ritual, cargado de simbolismo, señala el cierre definitivo del pontificado de Francisco, quien falleció el 21 de abril de 2025 a los 88 años, tras 12 años como líder de la Iglesia Católica.
La anulación tuvo lugar en el Aula del Sínodo, en un ambiente solemne y bajo el protocolo de la Sede Vacante, el periodo en que el Vaticano queda sin papa. Este acto es una de las últimas formalidades antes de que los cardenales se reúnan en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Francisco.
El cónclave, programado para comenzar el 7 de mayo, reunirá a 134 cardenales electores de 71 países, en uno de los eventos más diversos en la historia de la Iglesia. La elección requiere una mayoría de dos tercios, lo que podría prolongar las votaciones si no hay un consenso claro entre los purpurados.
Francisco, el primer papa latinoamericano y jesuita, dejó un legado marcado por su cercanía con los más vulnerables y sus esfuerzos por reformar la Iglesia. Su anillo, de plata bañada en oro en lugar de oro macizo, reflejaba su estilo humilde, rompiendo con la tradición de sus predecesores.
Durante su pontificado, Francisco evitó en varias ocasiones que los fieles besaran su anillo, un gesto que el Vaticano explicó como una medida de higiene, pero que también reflejaba su visión de un papado más accesible y menos centrado en la reverencia formal.
La anulación del anillo y los sellos no solo cierra un capítulo en la historia de la Iglesia, sino que abre la puerta a un nuevo liderazgo. Los ojos del mundo están puestos en el Vaticano, a la espera de la fumata blanca que anunciará al próximo papa.
El proceso del cónclave estará lleno de simbolismo, desde la procesión de los cardenales hasta el juramento de secreto en la Capilla Sixtina. Cada detalle, desde la quema de las papeletas hasta el anuncio del nuevo pontífice, seguirá tradiciones centenarias adaptadas al mundo actual.
Mientras Roma se prepara para este momento histórico, los fieles de todo el mundo rezan por un líder que continúe guiando a la Iglesia en tiempos de cambio. La elección del 267º sucesor de Pedro será un evento que marcará el rumbo del catolicismo en los años por venir.

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