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El rescate imposible del Río Lerma: un desastre ambiental que el gobierno no puede ocultar

El Río Lerma, uno de los más importantes de México, agoniza bajo un manto de contaminación que parece imposible de detener. Décadas de descargas industriales, residuos municipales y abandono oficial han convertido este cuerpo de agua en un símbolo de la crisis ambiental que azota al país.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), encabezada por Alicia Bárcena, presume un ambicioso plan para sanear el río, pero los avances son mínimos. El proyecto, que incluye la restauración de la cuenca Lerma-Santiago, depende de la coordinación entre el gobierno federal, estatal y municipal, pero la burocracia y la falta de recursos reales frenan cualquier esperanza de cambio.
En el Estado de México, donde nace el río, el secretario del Agua, Pedro Moctezuma, ha prometido iniciar la limpieza en el Alto Lerma. Sin embargo, las comunidades locales denuncian que las promesas se quedan en palabras. Las ciénegas de Chignahuapan, Chimaliapan y Chiconahuapan, vitales para el ecosistema, están al borde del colapso por la urbanización descontrolada y la contaminación.
Claudia Gómez Godoy, coordinadora del proyecto de restauración, ha reconocido que sin la participación ciudadana no hay solución posible. Las descargas ilegales y los basureros clandestinos son un problema constante, pero las autoridades parecen incapaces de frenarlos. La vigilancia, según Gómez, recae en los ciudadanos, mientras el gobierno evade su responsabilidad.
El recorrido reciente por las plantas de tratamiento, como Reciclagua y las de Toluca Oriente y Norte, dejó en evidencia la obsolescencia de la infraestructura. Aunque se habla de reingeniería con tecnología de punta, los expertos advierten que sin un cambio profundo en la gestión del agua, los esfuerzos serán insuficientes.
La contaminación del Río Lerma no solo afecta el medio ambiente, sino también la salud de millones de personas. En municipios como San Mateo Atenco, las inundaciones y la filtración de aguas tóxicas han disparado enfermedades gastrointestinales y otros problemas de salud. Las comunidades viven en alerta constante, sin soluciones a la vista.
El plan presidencial de Claudia Sheinbaum incluye sanear los ríos más contaminados del país, pero el caso del Lerma muestra la magnitud del desafío. La falta de transparencia en el presupuesto y los plazos indefinidos generan desconfianza entre la población, que ve cómo el río se deteriora sin remedio.
Mientras el gobierno federal presume compromisos históricos, la realidad es que el Río Lerma sigue siendo un reflejo del abandono y la ineficiencia. Los ciudadanos, hartos de promesas vacías, exigen acciones concretas para salvar un recurso vital que está al borde de la extinción.

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